Solo tres de las trabajadoras bajo la amenaza de un ERE secundaron la movilización de la CIG delante del consistorio de O Grove, con el grueso de la plantilla mostrando su desacuerdo con la iniciativa
13 ene 2024 . Actualizado a las 09:17 h.Una treintena de personas se concentraron ayer ante la casa consistorial de O Grove para protestar por el despido colectivo iniciado hace quince días por Atunlo que afecta a 125 trabajadores de la compañía, aunque ayer tan solo tres de ellos se sumaron a la convocatoria realizada por la CIG, sindicato minoritario en el comité de empresa.
Ante los ojos de varias docenas de vecinos que acudieron a apoyarles, las trabajadoras tomaron la palabra. Eran operarias todas ellas que llevaban más de un lustro en la empresa. Muy indignadas, advirtieron que quieren que se les garantice el cobro de sus indemnizaciones, «porque antes ca nós hai outras empresas e bancos que teñen orde de embargo, e nós mentres á cola para cobrar», decía una de ellas. Otra de sus compañeras aseguró que
estuvo en Cabo Verde enseñando allá los métodos de trabajo «e así nos paga a dirección da empresa, botándonos á rúa e levando a produción para outros países», decía. Del mismo modo se lamentaba otra operaria, a la que le quedan pocos años para jubilarse, que nunca pensó que terminaría así su vida laboral: «Vexo un futuro laboral moi negro no Grove, sobre todo para as nosas mulleres, sen industrias para traballar», confesaba.
La convocatoria no fue secundada por el resto de los trabajadores despedidos, que quisieron desmarcarse de la convocatoria mediante un comunicado explicando: «En ningún momento hemos sido consultados ni informados al respecto», asegurando que se encuentran en un momento muy duro de la negociación con la empresa y advirtiendo que «no consideramos que este sea el mejor camino a seguir», en alusión a la protesta unilateral de la CIG.
La desunión se hizo patente tras el acto y en el comunicado que firma «una gran parte de trabajadores de Atunlo», recoge el escrito, se exige que se deje de hablar en nombre de los trabajadores «para cualquier acto no organizado o consensuado con nosotros».
Mar Vila, representante del sindicato nacionalista, aseguraba ayer que se luchó mucho en esta factoría e hizo un repaso de los despidos anteriores en la planta, señalando que primero fueron 10 empleadas y luego vendrían otras 14: «Demostramos que foron improcedentes e estivemos soas nesas loitas, mentres a empresa e CC.OO encizañaban e dividían o cadro e persoal». Vila se quejó de la falta de apoyos, pues tan solo un partido de la corporación meca, el BNG, se personó en el acto.