En este local de Ourense con corazón de furancho preparan desde orella á feira a arroz con bogavante

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

O GROVE

María y Julio posan con una de las paellas de marisco que hacen en O escalón do meco
María y Julio posan con una de las paellas de marisco que hacen en O escalón do meco MIGUEL VILLAR

Una ourensana y un grovense acaban de abrir su propio restaurante en el barrio de O Couto

28 feb 2024 . Actualizado a las 15:50 h.

La ourensana María Fernández y el grovense Julio Prieto se conocieron hace siete años. Fue un verano en Sanxenxo. Él estudió Telecomunicaciones, pero lleva desde que es mayor de edad trabajando en la cocina de restaurantes como Seixeliño, Airiños do Mar o el del Gran Hotel La Toja. Incluso llegó a probar suerte fuera de casa y trabajó en Barrafina, en Londres.

María empezó en hostelería a los 16. «Los horarios y las condiciones de este empleo me tenían un poco quemada, así que me pasé al sector textil», confiesa. Estuvo en varias tiendas, entre las que destaca Mango.

Juntos vivieron unos años en Pontevedra y en el 2021 se mudaron a Ourense. «Siempre quise montar algo propio y llevar yo mismo la cocina», admite Julio. «Nos dimos cuenta de que formábamos un buen equipo. Él en los fogones y yo detrás de la barra», afirma. Son muy diferentes, pero combinan de maravilla. Dieron vida a su negocio, A lareira do cura, en la calle Velázquez del barrio de O Couto. Fue en abril del 2022 y la aventura duró un año. «Tuvimos problemas con el propietario del local», confiesa Julio, que añade: «Hoy en día emprender es muy complicado. En lugar de ser exclusivamente algo bonito e ilusionante, está lleno de trabas y complicaciones».

Lejos de echarse atrás, la pareja decidió continuar el proyecto de tener su propio restaurante y fue en busca de un nuevo local. Lo encontró en la rúa Murillo, sin salir del barrio. Se llama O escalón do meco y es una tasca clásica, de las de toda la vida. «Queríamos recuperar la tradición de los furanchos y loureiros, que se llevan mucho por la zona de O Grove», dice Julio. «Y también avivar las costumbres típicas del barrio. Yo soy de aquí y recuerdo que cuando era niña iba con mi abuelo a cualquier bar y siempre se encontraba a algún amigo con el que charlar un rato», afirma María. «Y con el vino nunca le faltaba una tapita», añade. Todo eso está presente en O escalón do meco. Aquí las bebidas van acompañadas de algo de picar: una orella á feira, un poquito de chorizo o algo de lacón. También tienen menú del día y una pequeña carta compuesta de platos tradicionales. «Hacemos comida rica, casera y con mucho sabor», resume Julio. Tienen carne richada, zamburiñas, mejillones tigre, orella, croquetas... y también hacen arroces por encargo. «Me crie en la costa y el mar está muy presente en mi cocina. Hacemos paella, arroz con bogavante, con pulpo o con vieiras. Los preparo a gusto del consumidor», admite el chef. En su propuesta no faltan el cocido, los callos o los huevos rotos.

O escalón do meco, que abre de jueves a domingo, es un restaurante lleno de vida, en el que los vecinos de O Couto se encuentran y muchas pandillas de amigos aprovechan para reunirse los fines de semana. María y Julio están felices de la decisión que tomaron. «Nos arriesgamos y salió bien. Estamos encantados y tocamos madera», dice ella. Él apunta que sabía que les iría así. «Tenemos dos ángeles de la guarda», confiesa emocionado. Se refiere a su padre y a su abuelo, dos familiares que le dejaron en el último año. «Espero que estén orgullosos de lo que hago. Ellos viven en mí y este restaurante es el resultado de todo lo que me inculcaron», termina.