Xosé Conde Corbal, en el Reina Sofía

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

O GROVE

VICTOR MEJUTO

El museo expone once obras del artista que escogió Vilagarcía para pintar

27 oct 2024 . Actualizado a las 13:32 h.

Xosé Conde Corbal… Su abuelo donó un cementerio, su padre tenía el hotel New York de Camagüey y el primer Hispano Suiza de Galicia, que prestó a Alfonso XIII. La familia de su mujer, Margarita Escuredo Lago, era propietaria de dos industrias situadas donde empieza la ría de Arousa y donde acaba: la fábrica de cerámica Celta, en Pontecesures, y la conservera Yago, en O Grove. Él estudió para químico, para ingeniero de montes, para abogado y terminó siendo maestro, pero nunca ejerció de nada.

Fue fabricante de ladrillos en Benavente, minero en Lobios, tertuliano con Risco, Otero Pedrayo y el guerrillero Curruxás, compañero de clase de Pío Cabanillas, tertuliano de tabernas, artista con exposiciones por toda Galicia y también en Madrid, adonde se trasladó a vivir en 1969 y pintó el mural Bancos desde La Cibeles para el italiano Banco di Lavoro. Aunque su primera exposición madrileña fue en enero de 1962: una colectiva de artistas ourensanos en la Biblioteca Nacional. Retornó a Galicia estableciéndose en Vigo (1973) y, posteriormente, en Pontevedra (1980).

En 1986, fijó su residencia a Vilagarcía, donde ya vivía parte de su familia. Aquí murió el 5 de marzo de 1999, un viernes lluvioso y cálido, a la hora de la siesta. Hoy es un pintor reconocido y capital que expone en el Reina Sofía de Madrid hasta el 10 de marzo de 2025. Fue precisamente un 10 de marzo de hace 25 años cuando, en El Callejón del Viento, nos despedíamos de Pepe Conde Corbal, «el hombre que miraba el mar, los pájaros y las muchachas con otros ojos desde su mesa favorita del bar Tranquilo, desde el mirador de su casa esquinera de O Ramal, desde un paseo marítimo vilagarciano que paseaba sin acabar de convencerse de que hubiera sido una buena idea eso de añadirle a la ría arena ajena y baldosa artificiosa».

Escribíamos entonces que «Pepe era un paisano cercano, un tipo ocurrente, un hombre atrayente con quien gustaba detenerse en plena calle porque siempre te entretenía con una conversación que no habías oído y te animaba despidiéndose con una ironía surrealista y un pellizco de retranca. Pepe era un animador de aceras y un creador de imágenes, figuras, colores y saludos: lo veías venir de lejos y nunca sabías cómo te iba a desear los buenos días». Una tarde, mirando desde su terraza el mar con otros ojos, me explicó por qué se había venido a vivir a Vilagarcía: «Aquí pinto tranquilo, no me llevo mal con nadie y me enriquezco con lo que me vale del ambiente: el paisaje y la gente». Y entre esas gentes de Arousa, don Ramón María del Valle Inclán.

En 1966, Pepe editó Centenario de Valle Inclán y presentó en Povoa de Varzim su serie Etnografía na obra de Valle Inclán, además de colaborar, ese mismo año, en un montaje de Luces de Bohemia en Ourense. Después vendría Obra gráfica. Valle Inclán, que se expuso en Ourense en junio de 1972. Algunos de esos grabados se expondrán en 1974 en la Mostra de Teatro de Ribadavia, en Nueva York (24 grabados que le había comprado la profesora norteamericana Carol S. Maier), en el Museo de Pontevedra (1983 y 1986) y, ahora, en el museo Reina Sofía de Madrid.

La exposición del Reina Sofía se titula Esperpento. Arte popular y revolución estética. Con el esperpento, Valle Inclán presentó literariamente la realidad de la vida y la sociedad de su tiempo reflejándola en metafóricos espejos deformantes. La gran exposición del Reina Sofía recoge las muchas manifestaciones estéticas del esperpento desde su aparición a principios del siglo XX. Se pueden admirar obras de artistas gallegos como Laxeiro, Castelao, Maruja Mallo, Arturo Baltar y Conde Corbal, de artistas nacionales como Gutiérrez Solana, Martí Blas, Ricardo Baroja o María Blanchard e internacionales: Boccioni, Orozco.

De entre los once cuadros de Conde Corbal que hay en el Reina Sofía, les hablamos de un grabado inspirado en la obra teatral La rosa de papel, publicada por Valle Inclán en 1924 y estrenada en el teatro María Guerrero en 1967, cinco años antes de que Pepe expusiera sus grabados valleinclanescos en la ciudad de Ourense. Resume de manera estremecedora cómo, tras la agonía y muerte de La Encamada, su esposo, el herrero Julepe, tras buscar infructuosamente el dinero que la difunta ha ido atesorando, se lanza lascivo sobre el cadáver.

Xosé Conde Corbal está ahora en el cielo del Reina Sofía, pero fue un artista muy apegado a la tierra y a su Salnés. Decimos esto porque fue aquí, en Meloxo (O Grove), donde preparó en 1957 su primera exposición. En 1965, dedicó colaboraciones a la Festa do Marisco. Pintó murales para la capilla de la Virxe das Mareas de O Grove (1974), el instituto de Vilalonga (1978), Fexdega (1985) e Intelectuais da Ría de Arousa (1989). En 1984, ilustró el libro O Grove y en 1987, le rechazaron en una galería de Vigo su «Serie erótica» porque podía provocar escándalo, pero la presentó el año siguiente en el pub CopaT de Vilagarcía. Expuso en Vilanova de Arousa en 1989 sus grabados sobre Valle Inclán y ya no cesaría de presentar su obra en Vilagarcía, Cambados y O Grove, hasta llegar a esta muestra sobre el esperpento que consagra a un artista que pintaba tranquilo en Vilagarcía y ahora expone en el museo Reina Sofía.