El párroco ribadumiense celebró su 97 aniversario demostrando que conserva una memoria prodigiosa
08 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Era un 13 de agosto del año 44 cuando Don Dositeo Valiñas llegó a Ribadumia. «Daquela había un so coche, que o tiña Souto», recuerda a pesar de que de eso hace casi 74 años. El párroco de Ribadumia celebró ayer su 97 cumpleaños rodeado de sus amigos y demostró que, a pesar de su edad, conserva una memoria prodigiosa. También sigue dando misa en las dos parroquias que tiene asignadas, la de Ribadumia y Leiro, aunque hace ya algunos años que no conduce. «Tres ou catro», cuentan los que lo acompañan. «El quere servir á igrexa mentres o corpo lle aguante», explica uno de sus amigos presentes en el convite. Entre todos, descubren las mil anécdotas que ha vivido el párroco, como cuando iba a venir el Duque de Alba «e ao final non veu», explica el hermano del cura. Y entonces Don Dositeo, sin dudarlo, toma aire y relata la historia completa, con fechas y horas incluidas. No solo de por qué el duque no llegó a venir a la localidad cuando lo prometió, sino también la de cuando su hija deshizo el agravio en una visita posterior. Él sabe que era un 2 de octubre del año 52 cuando la Duquesa de Alba pasó unas horas en Ribadumia y comió con el párroco.
«Era agosto e o duque tiña que cear ás oito da tarde. Entretívose no museo de Pontevedra máis do previsto e, como tiña que ir durmir a Ourense, porque daquela non había o hostal dos Reis Católicos en Compostela, renunciou ao seu viaxe a Ribadumia», relata el homenajeado. Pero hay más. Casi con el mismo lujo de detalles se acuerda de cuando, dos años después, vino su hija a la localidad. Era Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba y una de las Grandes de España. «Levaba pouco casada e tiña dous fillos, Carlos e Fernando, creo. Viñeron a Ribadumia e dixeron que non se invitase a ninguén. Aos condes de Barrantes pareceulles mal», añade. Pero ¿qué se les había perdido a los integrantes de la Casa de Alba en este municipio arousano? «A praza de cura era unha praza de presentación e era o duque o que tiña que presentar ao candidato», añade el hermano del párroco. Porque fue el Duque de Alba el que decidió que Don Dositeo se ocupara de esta iglesia. Eligió su petición entre las 23 que recibió. «No seminario de Santiago estaba Jaime Sánchez Cantón, que foi director do museo do Prado e amigo persoal do Duque», explica el párroco. Fue él el que consiguió que «un cura, que era un humilde axudante do reitor, conseguira a praza», añade el hermano de Don Dositeo. Elegido el párroco, la duquesa se desplazó a Ribadumia «a coñecer as propiedades que tiña e as prazas de presentación», relata. En la localidad pasó apenas unas horas, pero se organizó una comida a la que se invitó a los párrocos de Barrantes, Don Daniel, y San Martiño, Don Ramón. «A duquesa era guapa, tiña bo tipo e era alta, apenas falaba castelán porque fóra educada en Londres», explica el cura. De aquella visita quedan unas fotos. Y el recuerdo en la mente prodigiosa de este párroco, que no se olvida de los detalles.
El próximo 13 de agosto se cumplirán 74 años desde que llegó a esta localidad arousana. Reconoce que en alguna ocasión pensó en cambiar de destino. «Dúas ou tres veces houbo unha praza libre en Lérez. Pero cando lle falaba a miña nai de Lérez ela calaba e eu interpretaba que non quería moverse de aquí», explica. Así que aquí se quedó. Y aquí seguirá: «Estou ben, debería estar máis emocionado, pero...», explica. Ayer recibió la visita del alcalde de Ribadumia, David Pérez Castro, y de la concejala Mar Rey, que le llevaron unos regalos. Y este domingo sus feligreses aprovecharán la misa para felicitarle el aniversario. «Está excepcional de saúde e mellor de mente», apostilla otro de sus amigos. Nos lo ha dejado bien claro.