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Acrobacias en torno a una barra fija vertical en Ribadumia

Serxio González Souto
s. gonzález RIBADUMIA / LA VOZ

RIBADUMIA

MONICA IRAGO

La asociación Pole Sport nació en el seno de la escuela de danza de la mano de su directora, Eva Lede

02 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Combatir los tópicos acostumbra a ser dificultoso. Sobre todo, si la industria cultural más potente que pueda imaginarse se ha encargado de difundir una imagen concreta sobre el ámbito en el que se proyectan los perjuicios en cuestión. En el caso de la pole dance, los equívocos son obvios. El cine y la televisión norteamericanos han asociado una barra fija vertical a ambientes muy poco recomendables. Contemplar cómo las niñas de la escuela de danza Chassé desarrollan sus coreografías sobre un escenario, con el grado de dificultad y precisión que este tipo de ejercicios comportan, es la mejor vacuna para ahuyentar cualquier equívoco acerca de esta práctica deportiva. 

La asociación Pole Sport nació en el seno de la escuela de danza de la mano de su directora, Eva Lede, quien desde pequeña se vio atraída por el baile tradicional, primero, y por el ballet a continuación. El siguiente paso lo dio en el seno de la Gothic Circus School de Pontevedra y sus acrobacias aéreas. Por fin, desde hace cinco años, Eva gestiona su propio equipo desde Leiro.

Javier Barreiro, su marido, también se afana en la organización del festival que ayer, por segundo año consecutivo, se desarrolló en el auditorio de Ribadumia, repleto en sus dos sesiones de las cinco y las siete y media de la tarde. Las tres barras verticales que se levantan en el escenario dan pie, sin duda, a las acciones más espectaculares de la jornada, pero no son su único atractivo. Un grupo de capoeira que reúne a chicos y chicas de todas las edades arranca, también, los aplausos del público. Se diría que sus integrantes más pequeños han dado sus primeros pasos hace un suspiro, y aquí están.

«Si, así como na pole dance hai unha idade mínima, na capoeira os meniños e as meniñas veñen dende que son moi, moi pequeniños, algún mesmo chega gateando», apunta Javier. Siete chicas protagonizan el último pase de la barra en Ribadumia. Sus movimientos denotan fuerza y destreza. Nada parece fácil en esta disciplina. Tampoco faltan un par de mozos que prueban suerte, aunque, en su caso, el ejercicio se complica bastante más.