Los cambios, fusiones, traslados y cierres de sucursales dan la puntilla a un estilo de vida
16 may 2021 . Actualizado a las 22:20 h.La banca ya no es lo que era. Nadie imaginaba hace 20 años que llegaría un día en que desaparecerían las cajas de ahorro. Menos aún se podía sospechar la sangría de empleos en el sector que hoy se anuncia. Y, desde luego, eso de cerrar sucursales no entraba en cabeza alguna. Comparen lo que está sucediendo en Vilaxoán, en Carril o en Valga con lo que pasaba en Vilagarcía en los años 60 y 80 del siglo pasado, cuando en el centro de la ciudad abrían Banesto, Bilbao, Exterior, Siméon, Santander, Galicia, Pastor, Popular y varias cajas: Pontevedra, Vigo, Caixa Galicia, Ourense, Madrid, La Caixa…
Entre fusiones y desapariciones, la banca fue disminuyendo su presencia en Vilagarcía y la semana pasada, la plataforma Esperta Vilaxoán recogió firmas para expresar el rechazo al cierre de la sucursal de Abanca en Vilaxoán y repartió hojas de reclamación individuales. Firmas y reclamaciones han sido entregadas en la oficina central de la entidad. Además, el PP y la CIG han pedido que Abanca mantenga abiertas sus sucursales de Carril y Vilaxoán y lo mismo han hecho en Valga los tres grupos de la corporación municipal.
La apuesta por lo «on line»
No hay mucha confianza en que estas firmas y estos rechazos surtan efecto. La banca es cada vez más on line y menos personal. Aquel interventor que parecía tu médico de cabecera es difícil de encontrar. Le contabas tus penas y tus problemas y él buscaba la manera de ayudarte con un crédito o el aplazamiento de un pago. Era una banca humana, muy humana y sumamente cercana. Ahora, eso es imposible. Si hacemos las gestiones por Internet, ya me dirán. Lo más cariñoso que recibes es un SMS con una clave y todo son listas de números, coordenadas, contraseñas… Y si vamos al banco, la cosa se complica. Para empezar, tienes que hacerlo una mañana con tiempo libre porque las colas son espantosas. Fíjense en la cara que ponen los autónomos cuando les pagas con un talón. Se desesperan porque un autónomo no tiene tiempo para perderlo en la cola de un banco.
El estrés en los bancos es ya motivo de chiste y los cajeros e interventores no están para escuchar penas ni lamentos. Tienen prisa, aunque sepan disimularla, suelen ser muy jóvenes y rotan tanto que nos es imposible establecer con ellos ninguna complicidad: cada vez que vas al banco, te toca uno nuevo y tienes que volver a contarle tu caso. Además, tras los episodios de los últimos años, siempre tienes la mosca detrás de la oreja y ya no depositas en tu bancario la misma confianza que en el médico de cabecera. Antes sí.
Aquellos años 60
Pero antes era antes. Antes era, por ejemplo, los años 60, cuando las entidades bancarias se peleaban por venir a Vilagarcía. En los años 60, había dos grandes bancos en Galicia. Uno era el de Olimpio Pérez, con sede central en Santiago, y el otro el Banco Pastor de Pedro Barrié de la Maza, con sede en A Coruña. Las dos entidades tenían un pacto para no instalarse donde ya hubiera una sucursal de la otra. En Vilagarcía, estaba el banco de don Olimpio, primero en un local que daba a las calles Méndez Núñez y Romero Ortiz y finalmente en la plaza de Galicia, donde acabaría convirtiéndose en el Banco Gallego.
El Pastor no tenía sede en Vilagarcía hasta que don Olimpio rompió el pacto y abrió una sucursal de su banco en Muros, donde el monopolio de la banca gallega lo tenía el Pastor. Al enterarse de traición tan alevosa, don Pedro decidió romper el pacto entre caballeros y abrió sucursal en Vilagarcía de Arousa. Era el año 1967 y ahí podemos fijar el comienzo de la banca moderna en la ciudad.
El segundo hito llegaría en los 90, cuando el dinero que se movía a espuertas en la ría por motivos non sanctos atrajo a las entidades bancarias como moscas. Hubo incluso movidas políticas relacionadas con la banca como cuando Pablo Crespo, después secretario general del PP de Galicia y hoy muy conocido en toda España por sus múltiples procesos judiciales, llegó a Vilagarcía como director de la sucursal de Caixa Galicia. Pablo Crespo Sabarís sustituiría a Rivera Mallo al frente del Partido Popular en noviembre de 1996 y no parece que fuera una buena decisión por los resultados.
Pablo Crespo montó en 1998 una operación que en Vilagarcía se denominó Caixa Connection, pero terminó convertida en Caixa Desconnection, tras una cena en Loliña de la que salió un grupo de bancarios, constructores, notarios y notables que acabaron como el rosario de la aurora cuando desde el Puerto se impulsó el centro de ocio (cines, pubs, McDonald's) chocando con promotores inmobiliarios que habían estado en aquella cena fundacional.
El Wall Street a escala local
El Wall Street a escala local de la banca de los 90 giraba alrededor de la cafetería Plaza, siempre en el entorno de la plaza de Galicia. Con el paso de los años, aquella cafetería desapareció y con ella el esplendor de la banca vilagarciana: fusiones y desapariciones a partir de 2008 cambiaron el panorama, la banca on line deshumanizó las finanzas y ahora, ya ven, las sucursales periféricas cierran y con ellas perdemos un estilo de vida en el que el dinero y el trato humano iban de la mano.