Con ocho en ocasiones basta

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El debate sobre salarios y liberaciones ha marcado los primeros compases del nuevo gobierno.
El debate sobre salarios y liberaciones ha marcado los primeros compases del nuevo gobierno. m. irago< / span>

La ley ofrece alternativas al PSOE de Vilagarcía para obviar al pleno, pero todas ellas dilapidarían el diálogo por la izquierda

19 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese al tono desabrido del bloqueo político en el que vive la corporación de Vilagarcía estos compases iniciales del mandato, lo cierto es que la ley concede a los equipos de gobierno municipales un margen bastante amplio para caminar en solitario. No hay más que recordar que la alcaldía puede contratar obras y servicios por su cuenta siempre que su importe no supere el 10% de los recursos presupuestarios del Concello. Bien empleada, esta facultad vale su peso en oro para el gobernante en apuros, como es el caso del socialista Alberto Varela. Pero hay más.

Si las cosas se siguen poniendo crudas, incluso los presupuestos de cada ejercicio podrían prosperar con el único concurso del gobierno local. ¿Por qué? Por los decretos del ministro Montoro, que facilitan a los políticos en ejercicio gubernativo la aprobación de las cuentas en aquellos municipios que estén inmersos en un plan de saneamiento sin necesidad de que pasen por el pleno. Ojo, que no es una ocurrencia de última hora. Los socialistas, que le están viendo las orejas al lobo, hacen ya sus cálculos sin descartar esta vía extrema.

Por fin, si todo lo demás se tuerce, la normativa en vigor pone en la manga de los alcaldes un último as a la hora de hacer prosperar sus presupuestos: la cuestión de confianza. Si la oposición se pusiese brava y echase por tierra las propuestas del gobierno local en esta materia, el alcalde podría someterse a una medida que obligaría al resto de las formaciones presentes en el pleno a pronunciarse sobre su continuidad al frente del Concello. Transcurrido un mes desde la presentación de esta peculiar iniciativa, o bien las cuentas resultan aprobadas automáticamente o bien un mínimo de once concejales, equivalentes a la mayoría absoluta de la corporación, interponen una moción de censura y sustituyen a Varela por otro munícipe.

El ejemplo de Vigo

Algo así exigiría un acuerdo bien extraño, en el que necesariamente deberían intervenir al menos tres formaciones y pivotaría, siempre, sobre el Partido Popular y sus siete concejales. No parece que Esquerda Unida, BNG o Somos Maioría estén por la labor de sumarse a la gaviota en una aventura semejante. Pero tampoco deberían los socialistas confiarse demasiado, porque un pacto de estas características les costó en su día la primera alcaldía de Galicia. Ventura Pérez Mariño, elegido regidor de Vigo en el 2003 con el apoyo del Bloque, fue descabalgado a los pocos meses precisamente por una cuestión de confianza. Populares y nacionalistas sumaron sus fuerzas, consistentes en 17 votos, y derrocaron al exjuez para colocar en su puesto a la conservadora Corina Porro. Ni los tiempos ni las circunstancias son los mismos hoy y aquí que hace doce años en Vigo. Claro que entonces el puño y la rosa tampoco contaba con que algo así pudiera suceder. Y pasó lo que pasó.

Anotadas las alternativas que se abren ante el acorralado alcalde socialista de la capital arousana, conviene precisar que cualquiera de ellas supondría la clausura definitiva de las vías de negociación política a lo largo del mandato. El PSOE podría demarrar y tirar millas, confiando en que la ciudadanía entienda su posición y le premie con una representación más amplia dentro de cuatro años. Algo parecido a lo que le ocurrió a Javier Gago, que tras ver bloqueados sus presupuestos una y otra vez se alzó con la mayoría absoluta en 1999. Pero, obviamente, se trata de un camino plagado de riesgos que bien puede acabar como el rosario de la aurora. De todas formas, lo primero es lo primero. O sea, el pleno organizativo, que continúa pintando bastante mal.

la cosa política

El único que gana es el PP de Fole

Al igual que el camino de ida es también el de vuelta, el bloqueo del pleno organizativo tampoco daña en exclusiva al PSOE. La izquierda, llámese PSdeG, Esquerda Unida, BNG o Somos Maioría, pierde enteros al demostrar su incapacidad para alcanzar un mínimo acuerdo. La situación solo beneficia al PP, algo que por la zurda deberían ir teniendo en cuenta.