O Piñeiriño, el barrio sin señales de tráfico

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Sin «stops» o «cedas el paso» que regulen las intersecciones, la prudencia es la mejor compañera de quienes conducen en As Pistas.
Sin «stops» o «cedas el paso» que regulen las intersecciones, la prudencia es la mejor compañera de quienes conducen en As Pistas. m. irago< / span>

Los conductores que circulan por la zona se guían con frecuencia por medio de su instinto y el sentido común para evitar incidentes con otros turismos

18 sep 2015 . Actualizado a las 08:00 h.

Cuenta Juan, un tipo de los que siempre han vivido por allí, que buena parte del barrio de O Piñeiriño era una enorme finca llena de frutales. A su cargo, un guarda con perro fiero, escopeta de cartuchos de sal y gatillo fácil. Los chavales que entraban a por la fruta sabían que se jugaban un perdigonazo o un mordisco, pero las claudias estaban demasiado buenas y el hambre apretaba. Aquel esplendor derivó en aceras, asfalto y edificios y de las claudias nunca más se supo. Ni allí ni en ningún lado. Usted le pide a un chaval de los ahora que le traiga una claudia y le presenta a su novia.

Una calle y dos parroquias

El caso es que en aquella zona comenzó a construirse de aquella manera y en apenas tres décadas ha pasado a convertirse en uno de los barrios más poblados de Vilagarcía. Tiene una arteria principal, la calle Camilo José Cela, que además es la que divide las parroquias de Sobradelo y de A Nosa Señora da Xunqueira. Cuando hay fiestas en Sobradelo los gaiteiros pasan por una acera y cuando son en A Xunqueira por la de enfrente. Esa calle principal tiene varias intersecciones. Muy pocas de ellas están regidas por un ceda el paso. De los stops, ya ni hablamos. O Piñeiriño es el barrio sin señales.

Que los pinte el último

Los edificios se fueron construyendo a rachas. Uno se imagina un tablero de Monopoly y a los grandes constructores que reinaban en Vilagarcía repartiéndose los terrenos. Por parcelas. Tú aquí, y yo allí. Hasta el último metro. Sin dejar una zona verde que llevarse a la boca, pese a las peticiones de los vecinos, y con fallos en la escuadra y el cartabón que dejaron cosas como un triángulo sin salida entre dos edificios y en el que crecen las zarzas sobre la grava. Es verdad que aquella es una zona milagrosa, donde se construyó primero un pabellón de deportes -que tuvo en una exposición de la camelia su acto inaugural- y luego su carretera de acceso, y donde aún hace poco se pretendía instalar un cuartel de la Guardia Civil al lado de un colegio. Da la impresión de que en aquel maravilloso reparto los constructores llegaron a un acuerdo: el último que pinte los cedas. Y claro, como todavía quedan un par de solares donde construir en cuanto el temporal amaine, pues así estamos, con las calles sin pintar.

¿Cela o Cunqueiro?

Sin señales de ceda el paso, ¿cómo se rige el tráfico? Básicamente con el hábito de la prudencia. Los vecinos han tomado como costumbre que la calle Camilo José Cela es la principal pero aquí cabe preguntarse. ¿Por qué Camilo José Cela y no Álvaro Cunqueiro, que es una de las intersecciones? Está claro que a Cela le gustaría la calle que lleva su nombre, bien plagada de bares como está, y también es verdad que fue el propio Nobel quien acudió a inaugurarla. Pero en Álvaro Cunqueiro viven notables personalidades del barrio porque fue donde se levantaron los primeros edificios. Allí tiene su gimnasio Crespo y allí está el supermercado. ¿Cuál es la principal? Difícil respuesta.

Tampoco hacia el pabellón

No se crean que el problema de la ausencia de los cedas se ciñe a la calle del Nobel. Sucede lo mismo con la rúa Wenceslao Fernández Flórez, la que va hacia el pabellón de Fontecarmoa, con sus intersección con la Julio Camba. De nuevo se apela a la prudencia de los conductores. Y las que bajan hacia Fontecarmoa, ídem de lienzo. Busque usted un ceda el paso, que tendrá la misma suerte que con las claudias.

Sí están donde no deben

Tampoco dramaticemos. Hay un par de calles en las que sí están pintados sobre el asfalto los ceda el paso. Quizás a Fermín Bouza Brey se le tuviera más respeto, porque lo cierto es que al final de la calle que lleva su nombre sí que encontramos, por fin, esos imprescindibles triángulos pintados sobre la carretera. También al final de la rúa do Parque, en su bajada hacia la calle Fontecarmoa, los hay. El problema es que aquí están en los dos extremos. Todo un exceso. Sería algo digno de destacar pero el problema es que es de sentido único. Es decir, tenemos dos cedas el paso pintados donde no deberían y ausentes donde hacen más falta. Cosas veredes.