
Las obras de demolición del edificio que diseñó César Portela ya han concluido
24 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.A voz en grito. Como debe ser y recuperando la charla a distancia sin necesidad del teléfono móvil, una mujer asomada a la ventana de uno de los edificios que se erigen a la vera del paseo marítimo de A Compostela le resumía lo sucedido a una pareja de retornados por las vacaciones de Semana Santa: «Iso era un trasto. Alégrome de veros». Dos frases, dos sentencias. Imposible un resumen mejor de lo sucedido allí.
Los vilagarcianos que han regresado durante estos días a Vilagarcía aprovechando el parón vacacional se han encontrado con la playa mucho más despejada de cuando se marcharon. Cumpliendo los plazos, la demolición del acuario que durante tantos años ha acompañado a los bañistas de A Compostela ha rematado y del edificio no queda ni rastro. El cartel de información turística que estaba a la entrada del edificio es la única pista que queda de que allí se ubicaba. Un tono algo más oscuro en la arena también ayuda a situarlo. Por lo demás, nada de nada. El incomprendido edificio de César Portela ya es historia.
Todo comenzó en uno de los actos de la campaña de las pasadas elecciones municipales. Alberto Varela convocó a los medios de comunicación para dar un paseo por A Compostela. Y allí anunció que en caso de ser elegido alcalde una de sus primeras decisiones sería la de demoler el acuario de A Compostela. Fue dicho y hecho. Una de las primeras medidas que tomó el actual alcalde cuando recogió el bastón de mando fue negociar con Costas la desaparición del edificio que, por otra parte, estaba siendo utilizado para una labor totalmente distinta para la que había sido proyectado. En realidad, ese fue el gran problema del acuario de Portela: nunca llegó a ser un acuario. Se quedó en piorno.
Fue la asociación de vecinos de Carril la que abrió la espita una vez que trascendió que había caducado la concesión de Costas. Sucedió con Tomás Fole en la alcaldía pero no se consumó porque el popular consideraba que los gastos eran demasiado elevados. En el presente mandato, sin embargo, Varela siempre estuvo decidido a hacerlo. Y no le fue fácil. Cuando todo estaba ya allanado, y parecía que el 2015 acabaría sin el acuario en pie todo se retrasó. Faltaba el proyecto que debía hacer Costas, que se vio ralentizado además por la interinidad del gobierno. Hubo que esperar unas semanas más hasta que a principios de este mes comenzaron los trabajos. El compromiso era que debían estar rematados antes de que llegaran los festivos de Semana Santa y así ha sido.
Treinta años ha reinado el edificio de César Portela en Vilagarcía. Fue bajo el mandato de José Luis Rivera Mallo, allá por el año 85, cuando se decidió crear un paseo marítimo que uniría Vilagarcía con Carril y, en él, el acuario de César Portela tendría un peso más que notable. Todo se torció a partir de aquel momento. El presupuesto inicial se recortó y la obra se acabó siendo una especie de hórreo -el famoso piorno- que se erigía sobre el mar y que poco después comenzaría a deteriorarse de manera más que evidente.
La remodelación de la playa
El paseo llegaría finalmente en el año 1997, con Javier Gago en la alcaldía, y con él la total transformación de la playa con el discutido aporte de arena. Allí seguía la obra de César Portela, que mereció entonces una reforma de 24 millones de pesetas, para rematar la estructura e instalar en ella el Centro de Interpretación de la Ría de Arousa. No fue la solución. El edificio allí seguía, pero sin el cariño ni de los propios vilagarcianos ni de los ajenos, porque escasos eran los turistas que en él se adentraban a solicitar algún tipo de información.
Ayer, en el paseo, el acuario estaba por fin en las conversaciones de los que por allí andaban pero para celebrar, en la gran mayoría de los casos, su ausencia. El palafito de madera será el siguiente.