
Comparten pasión por el deporte y un sueño: triunfar en el mercado con una bebida isotónica con agua de mar
25 nov 2018 . Actualizado a las 08:52 h.Los gallegos sabemos, desde siempre, que el mar se come. De hecho, nos encanta devorar las exquisiteces que de él salen. Y cuanto mayor sea su sabor a océano, a olas, a rocas batidas, mejor. Sin embargo, la idea de bebernos el mar puede resultarnos un tanto estrambótica. ¿Beberse el mar? ¿Pero no era malo tomar agua salada? Pues bien, prepárense para desmontar el mito. Porque con la protección de Artio, la diosa celta que da nombre, ha nacido una empresa que pretende utilizar nuestro mar para calmar la sed y las necesidades de hidratación de los deportistas y, también, de quienes no lo son. Pero vayamos por partes.
Fue en la cabeza de Pablo Dosil, un físico natural de Noia, aunque afincado en Vilagarcía, donde un día surgió la idea de crear una bebida isotónica a partir de agua de mar. Él se sacude el mérito. Por una parte, dice, porque la idea no es tan nueva como pueda parecer. Por la otra, porque sin el apoyo de otros, como su socio Juan Ramón Martínez, el proyecto podría no haber despegado.
La historia de Pablo empieza en la playa de Carnota, donde un buen día Iván Raña se metió en el mar, nadó varios metros, se zambulló y volvió a tierra con una garrafa llena de agua de mar. El deportista confesó a quien lo acompañaba que el contenido de aquel recipiente era el ingrediente básico del brebaje que tomaba para rehidratarse: agua de mar mezclada con agua dulce y zumo de limón. Y no se crean que Raña es el único que compone su pócima con agua de mar. «Observamos que a maioría dos deportistas de elite a utilizan». Entre ellos, unos buenos colaboradores de la joven empresa, los triatletas Antón y Iago Ruanova.
No es de extrañar que quienes cultivan su cuerpo echen mano del líquido de los océanos: tiene una concentración de sales muy similar a la del plasma sanguíneo. «E a vida xurdiu do mar», remacha Pablo, quien destaca que ya a finales del siglo diecinueve había físicos dándole vueltas a las bondades del agua marina. Todos esos datos fueron fermentando en su cabeza y al final surgió la pregunta a la que se enfrentan todos los emprendedores. ¿Por qué no intentar comercializar una bebida isotónica para que todos los deportistas que quieran puedan beneficiarse del mar?. Natural, sana, refrescante.
Una vez planteada la pregunta, ya no hubo marcha atrás: la idea había echado raíces; el proyecto no podía hacer más que crecer. Y así ocurrió: hace cuatro años que las cabezas están en marcha, que la iniciativa coge forma, coge cuerpo. Y coge sabor. «Hai tres anos e medio fixemos unha proba de mercado que nos puxo no sitio. O produto era funcional, pero o seu sabor non era agradable», recuerdan los creadores de esta bebida. Así que han dedicado mucho tiempo a mejorar el sabor, buscando las proporciones perfectas entre el agua de mar, el agua dulce y los zumos de frutas.
Parecen haber logrado su objetivo. Fernando Rascado, el último en sumarse al proyecto, bromea sobre ello. «Cada vez que chego á oficina acabo con media producción».
En mayo de este año, la bebida fue presentada oficialmente en el Gran Premio Triatlón de A Pobra. La pócima, en la que el agua de manantial se mezcla con la marina en una relación de 80 a 20, «gustou moito». ¿Y si le gusta a los deportistas, por qué no le va a gustar al resto del mundo? Aunque sin abandonar su principal línea de trabajo, Artio Atlantic Isotonic sueña ya con una versión «de terraza», en la que la dosis de agua salada bajará al 10 %.
En estos momentos, el proyecto atraviesa una etapa apasionante. Sin desatender su producto, hay que hablar de diseño, de proveedores, de distribución, de envases... Y es que quieren que Artio salga a la venta en varios formatos: la bebida ya formulada, aderezada con zumos naturales que dulcifiquen su sabor; o bien la base perfecta de agua dulce y salada para que los deportistas puedan, sobre ella, pintar cada uno su particular receta. Dejemos a los creadores creando y disfrutando del sabor salado del talento.