El curioso caso de los bancos de la plaza de A Independencia

VILAGARCÍA DE AROUSA

¿Se pueden pisar o no las plantas que se han colocado? ¿Está el respaldo bien puesto? Una remodelación que no causa indiferencia
29 may 2019 . Actualizado a las 05:05 h.Por esos extraños resortes de la mente humana, la remodelación de la plaza de España creó más polémica en las redes porque los bancos, históricos ellos, habían sido objeto de un cambio de un cambio de ubicación y quedaban ahora enfrente unos de otros, que por el hecho de que se hubieran asentado sobre el césped. A todo el mundo le parecía más o menos normal que en un parque, que no es un jardín particular, el personal puede pisar el verde y hasta montar un pícnic si le place, que a fin de cuentas los vilagarcianos tienen un rotundo acento inglés. De hecho, solo hay que echar un vistazo al parque Miguel Hernández para comprobar que los chavales le sacan más partido al verde que al gris.
Llegamos ahora a la remodelación de la plaza de A Independencia. Unas obras en las que las zonas verdes tienen una notable importancia, más de la que puede parecer a estas alturas, y en las que el respaldo de un banco ha abierto uno de esos debates que tanto gustan a los vilagarcianos, y que tanto sorprenden fuera de aquí, porque podemos tener más opiniones que gente que se cayó despistada en las fuentes de la plaza de Galicia. ¿Dónde hay que apoyar los pies cuando te sientas en el banco de marras? Básicamente, y para intentar cerrar cualquier tipo de debate, donde ustedes quieran.
Vayamos por partes. Es verdad que esa hilera de bancos, la que está más pegada al colegio San Francisco, estaba diseñada en el proyecto original sin respaldo. Pensada, básicamente, para los padres que van a buscar a los niños al colegio y que querrán sentarse mirando hacia el centro de enseñanza. Es verdad, también, que hubo un error de comunicación entre el director de obra y el Concello y que todo acabó con un banco con un respaldo para el que llegar a él y poder sentarse sin tocar las plantas exige un plano y un máster en peletre. Pero también lo es que, consultado algún arquitecto sobre la cuestión, es más que probable que el resultado sea todo un acierto. Y para refrendar esa sensación, por otro lado, solamente hay que regresar a la plaza de España, que está apenas a cien metros de allí, donde los bancos se integran en el césped. ¿Y los chorros de agua para cuando? Pues para dentro de muy poco, que se está afinando tanto su intensidad como sus luces.