El capitán de la fragata rusa que fondeó sin permiso en Arousa alega una avería, falta de provisiones y que el buque no toca puerto desde el 7 de julio
VILAGARCÍA DE AROUSA
Dos patrulleras de la Guarda Civil vigilan el Shtandart, una réplica de un barco del siglo XVIII que desde el viernes permanece anclado frente a A Illa
27 jul 2024 . Actualizado a las 20:03 h.Entre las sanciones que la Unión Europea impuso a raíz de la invasión de Ucrania se encuentra la prohibición de que los buques de pabellón ruso toquen los puertos comunitarios Cierto que el caso del Shtandart, réplica de una fragata construida en el siglo XVIII, en tiempos de Pedro el Grande, se sale de lo normal. Pero su carácter didáctico —acostumbra a ofrecer visitas guiadas allá donde atraca— no ha sido obstáculo para que la Asociación Galega de Axuda a Ucraína (AGA-Ucraína) haya denunciado su presencia en aguas gallegas. Un comunicado remitido por la entidad evitó que el barco arribase esta semana a Vigo. Tampoco pudo hacer escala en A Coruña. Pero sí ha logrado regatear el veto para internarse en el mar de Arousa, donde permanece fondeado desde este viernes frente a A Illa.
A fin de controlar la situación, Dos patrulleras de la Guarda Civil se desplazaron hace horas a la ría de Arousa para vigilar cualquier movimiento del barco museo y ponerse a las órdenes de la Capitanía Marítima de Vilagarcía. De madrugada, un helicóptero de Salvamento Marítimo que realizaba un vuelo rutinario se desvió ligeramente de su ruta para sobrevolar el Shtandart y hacer ver a la tripulación la necesidad de que se comunicase con tierra.
En Capitanía, responsable de la seguridad de la navegación en el conjunto de la ría, no existe constancia de que los responsables de la fragata hayan solicitado autorización para arribar a A Illa. Tal vez porque los precedentes dejan claro que les sería denegada de nuevo. De cualquier forma, la prohibición de la UE admite ciertas excepciones. En casos de emergencia humanitaria, un herido a bordo, por ejemplo, o de necesidad urgente de avituallamiento, lo lógico es que su llegada a puerto sí fuese permitida. Pero, incluso en circunstancias de ese tipo, el capitán debería haberse dirigido a las autoridades marítimas, cosa que no ha hecho. Ante esta situación, la institución arousana ordenó a última hora del viernes que levantase anclas.
Que la fragata continúe fondeada frente a A Illa tiene un motivo. Una vez establecida la comunicación con Salvamento Marítimo, el organismo encargado de hablar con sus responsables, estos han alegado que padecen una avería que les impide maniobrar y necesita ser reparada. Esta es una de las excepciones que, precisamente, contemplan las sanciones marcadas por la UE. Pero hay más. Su capitán, Vladimir Martus, asegura en un comunicado que fue invitado a participar en Iacobus Maris Experience. el festival que Vigo acoge este fin de semana y al que se le ha negado el atraque. «Este aviso de última ahora nos imposibilita la elaboración de un nuevo plan de viaje y la logística y cambio de tripulación». Parte de su personal, de hecho, ha abandonado el Shtandart porque su tiempo de servicio ha concluido. En estos momentos hay once personas a bordo, entre ellas dos adolescentes, y el reemplazo no llegará hasta el 4 de agosto.
«Al no tener provisiones de comida y agua tuvimos de fondear, y necesitamos repuestos» para reparar el problema técnico, añade el marino, que alega que sobre su barco no pesan sanciones personales ni tiene vínculos con el Gobierno ruso. «El propietario —subraya Martus— es ciudadano de la Unión Europea y su gestión está a cargo de Martus TV GmbH, una empresa registrada en la UE». La última vez que pudo tocar puerto fue el 7 de julio, en Les Sables d'Olonne (Francia). Desde entonces han transcurrido una veintena de días.
En estos momentos, la fragata no navega bajo bandera rusa. El 6 de junio, cambió su pabellón original por el de las islas Cook, un archipiélago bajo protectorado británico. Sin embargo, las asociaciones de ayuda a Ucrania denuncian que se trata de una modificación puramente instrumental que solo busca sortear las sanciones. El capitán también responde y defiende que la transferencia de propiedad fue verificada por abogados y confirmada como plenamente legal, además de insistir en su condición de buque escuela «desde su botadora, en 1999, para jóvenes de todas las nacionalidades y como barco museo». Por todo ello, solicita explicaciones acerca de la instrucción cursada por la base de Salvamento Marítimo en Fisterra para que abandone las aguas territoriales españolas: «A primera vista, esto no respeta el derecho marítimo internacional».