Hemeroteca (Hace 20 años): Burbujas para una ciudad en crecimiento

VILAGARCÍA DE AROUSA

En el año 2004, con el mes de septiembre Vilagarcía inauguraba las nuevas dependencias de la piscina municipal; una zona spa con jacuzzi y saunas causó sensación y disparó el número de usuarios
03 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hace unos días, la piscina de Vilagarcía reabría sus puertas tras una pausa forzada por unas obras de mantenimiento y climatización. Quizás no sea la última interrupción que tengan que sufrir quienes han convertido la natación en una de sus rutinas saludables. El Concello tiene un ambicioso plan para ampliar estas instalaciones y convertirlas en una referencia deportiva para toda Galicia. Pero esa es una historia que aún está por escribir. De momento, viajemos veinte años atrás, a septiembre de 2024, cuando en Vilagarcía se desató, de repente, la pasión por el agua. Y fue, todo, gracias a unas burbujas.
Pongámonos en situación. El siglo acababa de empezar, cargado de promesas y expectativas. El autocuidado era un concepto maduro; el mimo al cuerpo, un lugar común. En Vilagarcía, una ciudad que se sentía crecer por momentos, se fraguó la idea de ampliar la piscina municipal y completar la posibilidad de nadar unos cuantos largos con la práctica deportiva en un gimnasio público y con un baño relajante en un spa. Yacusi, saunas, duchas terapéuticas y hasta un «Camino de Santiago», un espacio en el que caminar sobre piedras y chorros de agua, conformaban aquella propuesta que parecía poner unos servicios de lujo al alcance de todos los bolsillos.
La propuesta fue todo un éxito. La zona spa se inauguraba el 31 de agosto de 2004. Apenas unos días después, los responsables de la gestión de la piscina, el spa y el gimnasio reconocían estar viviendo un bum: todo el mundo quería convertirse en socio de aquel centro deportivo que iba a poner a la ciudad en forma. Y no solo a Vilagarcía, ojo: los spa fueron, en la primera década del siglo, algo similar a lo que habían sido años antes los pabellones: todo el mundo quería uno cuanto más cerca, mejor. Así que, en plena fiebre de deporte y salud, también Cambados quiso su gimnasio municipal y su spa. Abrió sus puertas solo unos meses después que el de Vilagarcía.

La posibilidad de darse un baño de burbujas, o de pasar un rato entre los vapores de la sauna, o de ejercitar los músculos con pesas y máquinas, desató un interés que se mantuvo en el tiempo. Un año después de que se abriesen las instalaciones, el recinto de Vilagarcía había multiplicado por tres su número de asociados. Con el tiempo, el bum pasó. Suele ocurrir. Pero la piscina, el gimnasio y el spa se han convertido en un elemento cotidiano en la vida de muchas personas. En un espacio más en el que se socializa y en el que se pasa algún que otro mal trago: durante el año 2017 hubo varias denuncias por agresiones sexuales contra hombres que realizaron tocamientos a mujeres mientras se encontraban en el yacusi. Afortunadamente, la valentía de las víctimas que llevaron el asunto a los tribunales y el papel jugado por la empresa, que se apuró a diseñar un protocolo para poder hacer frente con agilidad a estos casos, parecieron cortar con cierta celeridad aquel nauseabundo brote de machismo.
Al margen de esos deleznables episodios, lo cierto es que el complejo —bautizado el pasado 2023 con el nombre de Celestino Brianes, uno de los padres del deporte en la ciudad—, se ha convertido en un imprescindible en la vida de muchos vecinos y vecinas de la capital arousana y de otras localidades próximas. Así ha quedado demostrado a lo largo de los últimos meses, desde que Ravella inició las distintas fases en las que se ha dividido el plan global de mejora de las instalaciones que, por momentos, obliga a suspender la actividad total o parcialmente.
Los trabajos comenzaron con una profunda remodelación de la zona de los vestuarios, muy desfasados y con muchos espacios desaprovechados. Las obras mantuvo cerrado el centro deportivo durante muchas semanas, primero, y funcionando a medio gas, después. Meses después llegó el cierre por los trabajos de mejora de la cubierta y es bastante probable que haya que volver mandar parar.
En este caso, el Concello podrá decir aquello de «trabajamos por su seguridad», aunque tal vez encaje mejor aquí un «trabajamos por su salud». Por la presente y por la futura.