Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Merchy, la guardiana de los gatos de O Piñeiriño

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Cuida de una colonia de dieciséis mininos callejeros en el barrio vilagarciano

16 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Pepa!, ¡Mini!, Simón!.. mira, por aí vén Garfield. Este debía vivir nalgunha casa, pero non o debían tratar moi ben e veu para aquí». Merchy tiene nombre para cada uno de los dieciséis gatos que cuida en la colonia de O Piñeiriño. Los conoce perfectamente, y ellos a ella. Cuando la escuchan acercarse al descampado en el que suelen estar salen de donde quiera que estén y se acercan a toda velocidad. Ella va por las tardes a darles de comer; el turno matutino es cosa de Jesús, el otro voluntario que acude cada mañana a ver, y alimentar, a los mininos.

No quiere decir Merchy el dinero que se gasta al mes en comida, y en medicinas, en los gatos callejeros de O Piñeiriño, pero reconoce que es mucho. Y eso que cuenta con la colaboración de su hija María, que es veterinaria y le suministra pipetas para desparasitarlos y hasta le resuelve dudas a distancia. Ayer, por ejemplo, Merchy detectó que Simón estaba demasiado suelto del estómago y enseguida se apresuró a llamarla por si había que comenzar un tratamiento.

Pero, ¿desde cuándo es Merchy la guardiana de los gatos de O Piñeiriño? Todo arrancó en 2018. Apareció por allí una gata preñada que dio a luz a varios gatitos. Merchy comenzó a darles de comer y los gatos crecieron, pero seis meses después la madre volvió a quedar preñada y nacieron otros cuatro. Tocaba tomar medidas par que la cosa no se fuera de madre y ahí arrancó su colaboración con la Protectora de Animales de Vilagarcía. Las voluntarias, con Iria al frente, le explicaron cómo utilizar las jaulas-trampa para ir atrapando a los animales y que pudieran ser castrados, algo imprescindible para tener la colonia bajo control. Los 16 que viven ahora en el descampado ya han sido esterilizados, pero de vez en cuando aparece alguno nuevo, al que hay que atrapar para que sea operado en las instalaciones de Pinar do Rei. «Pon aí que a Protectora nos axuda moito», insiste. Y así es, porque los gastos de las operaciones son asumidos por la asociación. Del traslado a las instalaciones se encarga César, el marido de Merchy, que también se encarga de otra media docena de gatos en A Torre.

Ella está encantada con la tarea que le ha surgido tras su jubilación. Tiene, eso sí, una petición y una queja. La petición es que el Concello coloque alguna caseta para que la comida que les deja esté protegida de la lluvia y no se estropee. La queja tiene que ver con los propietarios de perros que sueltan de las correas a sus mascotas. Los canes tienen la costumbre de correr detrás de los mininos y hace tan solo unos días una gata que escapaba de uno de ellos fue atropellada por un coche cuando cruzaba la carretera a toda prisa. «Din que os cans non fan nada, pero os gatos non o saben», razona Merchy.

A pesar de los intentos por controlar la colonia, de vez en cuando aparecen nuevos ejemplares por el barrio. Los dos últimos, que tienen la pinta de haberse criado en alguna casa porque no rehúyen el contacto con la gente, más bien todo lo contrario, han creado una notable expectación por su manera de actuar. Se llaman Bruno y Ricardo, uno es rubio y otro tiene el pelo negro, y son sumamente descarados. Al principio esperaban a que cayera la noche para aguardar a la puerta de los bares a ver si les caía algo. Desde hace unos días, sin embargo, campan a sus anchas, se cuelan bajo las mesas e incluso intentan hacer alguna incursión hasta la barra. Ambos han pasado ya por el bisturí y están castrados. Merchy sostiene que se escaparon de alguna casa en la que no los esterilizaron. Y ese es otro de los problemas.