La campaña de la mejilla arranca el viernes con la mirada puesta en los últimos avances científicos en la producción de cría de mejillón

Bea Costa, E. A. VILANOVA

VILANOVA DE AROUSA

Presentación del proyecto Apromex al sector bateeiro celebrado esta mañana en el CIMA
Presentación del proyecto Apromex al sector bateeiro celebrado esta mañana en el CIMA Martina Miser

El criadero del CIMA ya distribuyó más de 11 millones de unidades de semilla y en diciembre empezará a funcionar un sistema de captación en medio natural tipo «long line» en la ría de Muros-Noia

30 nov 2023 . Actualizado a las 04:50 h.

La campaña de recogida de cría de mejillón en la costa gallega se ajustará este año a su calendario habitual. A partir del viernes, los bateeiros podrán extraer cría de las rocas de las provincias de A Coruña y Pontevedra, respetando, eso sí, las zonas que en su día se acotaron para preservar el percebe. El año pasado, la Consellería retrasó casi un mes el inicio de la temporada alegando escasez. Este arranca con la incógnita de cómo se presenta el recurso en un momento en que las heridas de los enfrentamientos del año pasado aún no están del todo cerradas. Para acabar de restañarlas, la Consellería do Mar se encomienda a la ciencia y busca fórmulas para conseguir aumentar la producción de semilla al margen de los cauces naturales. De hecho ya lo está haciendo, aunque, por ahora, a pequeña escala

En el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) situado en Vilanova se trabaja en un sistema de criadero de mejillón del que han salido más de once millones de unidades de mejilla. Los alevines llevados la pasada primavera a las bateas lograron completar su ciclo de crecimiento en las cuerdas y salieron al mercado, lo cual, apuntan desde la consellería, demuestra que el sistema funciona.

El cultivo en criadero constituye una de las tres patas sobre la que se sostiene el proyecto Apromex, que este miércoles fue presentado al sector bateeiro en unas jornadas celebradas en el CIMA. Otra es el análisis de la población de mejilla en el litoral rocoso que llevó a hacer un muestreo en más de 600 puntos de la costa gallega para localizar las áreas de especial interés para la extracción de mejilla y estudiar el estado del recurso así como la puesta en marcha de una aplicación móvil que permite recoger de forma sistemática toda la información a través del teléfono y se pondrá a disposición del sector para que opere con ella en tiempo real.

La otra acción del Apromex se refiere a la evaluación de nuevos sistemas para captar mejilla en el medio natural, y en este terreno hay novedades. En la ría de Muros-Noia está ya operativa una instalación que usa el método  «long line» con la previsión de que empiece a funcionar en diciembre. «Será o soporte a distintas probas e experiencias sobre a captación de semente no medio natural —recolectar a que está en suspensión na auga a través de cordas colectoras— ao longo do próximo programa operativo do Fempa. Contará con sistema de balizamento propio e terá seis liñas de cultivo que permitirán soportar ata 4.000 quilogramos de mexilla, deixando espazo entre elas para a navegación», según explica la consellería.

El conselleiro do Mar Alfonso Villares, apeló desde Vilanova a la colaboración de los científicos y los bateeiros para que los objetivos marcados en el Apromex tengan una aplicación real en la producción de mejillón y mitigar de este modo las limitaciones que plantea actualmente la producción natural de mejilla. Entre tanto, apela al «entendemento» entre mejilloneros y percebeiros para una correcta gestión del recurso ante la campaña que va a comenzar.

Por su parte, desde el sector reciben el Apromex con la esperanza de que aporte soluciones, pero recuerdan que el cultivo artificial de mejilla solo puede ser un  «complemento» a la hora de atender las necesidades de las 3.373 bateas que hay en las rías.

El proyecto de investigación se puso en marcha el pasado año a instancias de la dirección xeral de Pesca, Acuicultura e Innovación Tecnolóxica a través del CIMA y con el apoyo técnico del Cetmar. El proyecto está cofinanciado por la UE a través del fondo FEMP.