
Cientos de personas vibraron al son de los temas del último disco de Café Quijano
23 ago 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Lo anunciaron en la rueda de prensa que ofrecieron antes del concierto y lo cumplieron una hora después, cuando tomaron el escenario ubicado en el recinto del instituto noiés Campo de San Alberto: «Buscamos diversión y que la gente lo pase bien», adelantaba Manuel, el solista de Café Quijano. Tanto él como sus dos hermanos, Óscar y Raúl, comparecieron ante los medios de comunicación derrochando un gran sentido del humor para potenciar su tierra, Castilla y León. Aprovecharon para bromear con el alcalde, Rafael García, sobre la escasez de agua en la ría y, sobre su actuación, adelantaron: «Podemos estar muertos y rotos, pero cuando salimos al escenario todo cambia». Y cambió. Poco después de las diez y media de la noche, los hermanos Quijano, enfundados en pantalones y chaquetones de cuero negro, comenzaron su espectáculo sobre la improvisada taberna , dominada por un buda que irradiaba luz. Aunque, al son de Ay, que pena de mí , buscaron despertar un sentimiento de compasión entre los cientos de personas congregadas en el recinto, sólo consiguieron calentar un ambiente que llegó a su punto álgido cuando de las guitarras y bajos del grupo brotaron las primeras notas de Lola . Gritos y aplausos Pero Manuel quiso que el público pidiera a gritos uno de los temas más conocidos de la formación, y lo logró. No conforme con ello, hizo que todos alzaran los brazos, y entonces relató la triste historia de Lola. Ya en un tono más romántico, los hermanos Quijano se atrevieron con un bolero para expresar «aquellos sentimientos que las palabras son incapaces de transmitir» y con la versión de un tema de Elvis Presley incluida en la banda sonora de una película de Disney. El fervor volvió cuando el mayor de los Quijano soltó un «ai carallo» para aconsejar al público que la mejor forma de vivir es divertirse De sol a sol . Tras pedir ayuda para buscar las llaves de Raquel , Manuel se despidió con la canción que, según dijo, describe el pasado, presente y futuro de la formación: La taberna del buda . Después de que el público pidiera su vuelta al son de la Rianxeira , el trío dijo adiós contando la historia de un chico tímido que se convierte en mujeriego y pendenciero.