Ketama movió la noche noiesa

Ana G. V. RIBEIRA

BARBANZA

S. BALVÍS

Cada meneo de cintura de Antonio Carmona fue recibido con gritos de guapo por parte del público femenino La banda reunió a un selecto grupo de incondicionales de su flamenco

26 ago 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Ketama no arrastró multitudes en Noia, pero los asistentes al concierto ofrecido la noche del domingo se menearon al ritmo de su Muévete demostrando que a la cita no habían faltado los incondicionales. Cuando los cien mil watios de luz iluminaron el escenario, la media hora de retraso en el inicio quedó eclipsada por el rítmico sonido de los catorce bastones con los que la banda abrió su espectáculo. Las primeras en olvidar la impuntualidad fueron las mujeres, a las que el cantante Antonio Carmona dedicó, con permiso de los caballeros, el segundo tema de la noche, extraído de su último disco: Dame la mano . El vocalista levantó pasiones. Sus contoneos de cintura y sus atrevidos balanceos de pelvis obtuvieron como respuesta gritos de guapo y moreno que él, en un arranque de modestia y gratitud, devolvió diciendo: «Vosotros sí que sois guapos, gente buena». Encantado con la incesante lluvia de piropos, hizo amagos de lanzarse desde el palco en brazos de las eufóricas admiradoras, pero éstas se quedaron con las ganas de tocar sus huesos y de que el mozo andaluz les tirase, por lo menos, la chaqueta de su traje mil rayas. En contrapartida, Antonio deleitó los oídos de la concurrencia al asegurar que en Noia «hai de to, comida, mujeres; esto es gloria bendita». Con una sonrisa imborrable en el rostro, mucha complicidad con los músicos y una energía que agotaba sólo con mirarle, Antonio tan pronto tocaba la batería como se arrancaba con un tema instrumental mano a mano con el percusionista de la banda. Si Antonio Carmona puso calor a la noche, uno de los integrantes de su grupo, el cubano Nis Barbería, colocó la guinda a ese invento de Ketama que es la fusión flamenca. Ritmos universales El caribeño efectuó un espectacular alarde de poderío vocal. Durante más de diez minutos, sus cuerdas emitieron sonidos que tanto recordaban a música africana como a hip hop, todo eso sin dejar de moverse como un isleño de bien y sin sudar. Barbería cosechó con su exhibición un buen manojo de piropos y su pañuelo anudado en la cabeza creó moda: antes de que acabara el concierto ya había entre el público unas cuantas chicas con el pelo tapado de igual manera. Fueron ochenta minutos de palmas, complicidad y nostalgia, como el momento en que el cantante de los Carmona interpretó en recuerdo de Antonio Vega un tema compuesto por el fallecido vocalista de Nacha Pop, Me dejaba llevar . Mientras Antonio copaba protagonismo, los otros líderes de la banda, su hermano Juan y su primo Josemi, se mantenían en un discreto segundo plano al mando de sus guitarras. En la recta final todos se dieron la mano para hacer bueno el título de su último trabajo discográfico. Tras los dos bises de rigor, que si por el público fuera hubiesen sido cinco o seis, la formación entrelazó sus brazos para la foto de familia.