El cerdo, un animal del que se aprovechan todas sus partes

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite CORRESPONSAL | MAZARICOS

BARBANZA

ALVITE

Los chinos fueron los primeros en comer la carne porcina Contiene un nivel más bajo de colesterol que algunas partes del cordero y la vaca

23 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

A Se dice, y con razón, que del cerdo se aprovecha todo, desde la cabeza hasta el rabo. Y están para demostrarlo el jamón, el solomillo, el lomo y costillar, la aguja, la cabeza o careta, la paletilla, los codillos, los pies o la panceta. Y todo esto sin enumerar sus múltiples embutidos y derivados: morcillas, morcones, chorizos o salchichón. Parece ser que fueron los chinos los primeros en utilizar este tipo de carne en su alimentación hace muchos siglos. Durante la dominación romana, los habitantes de una parte de Europa desarrollaron una riquísima cocina de embutidos y salazones, que tenía a la carne porcina como su ingrediente fundamental. Estuvo presente en la Edad Media, en las mesas más humildes del viejo continente, pasando a América con los descubridores españoles. En España, su consumo es muy antiguo y ya se cita en obras como El Quijote como la carne más apreciada de la época. El cerdo aporta nutrientes de calidad: proteínas, hierro, cinc, magnesio y vitamina B, muy importantes en el metabolismo de las células y, aunque no goza de buena fama entre algunos consumidores, hay que tener en cuenta que su degustación, siempre que se elijan las piezas magras y no se abuse en las cantidades ni en la frecuencia, es coherente con una dieta equilibrada y saludable. En los últimos años, el cerdo ha cargado con la mala fama de ser un alimento especialmente rico en colesterol. Esta creencia tan extendida no se ajusta a la realidad y lo comprobamos si comparamos su composición con la de productos muy ricos en colesterol, como la yema de huevo (250 miligramos por unidad), la mantequilla (250 mg/100 g) o el queso seco o semiseco (unos 100 mg/100 g). La carne magra del cerdo contiene entre 60 y 80 miligramos de colesterol por cada 100 gramos, un nivel más bajo que el de algunos tipos de carne de cordero y vaca. En esta comarca, el cerdo tiene una enorme importancia que va más allá de la simple consideración del animal como fuente de alimentación. En otra época, el cerdo llegó a convertirse en un animal de compañía que se mimaba en todo lo posible hasta el momento de su matanza, pues era en muchos casos el sustento de los hogares durante todo el año. Todavía hoy siguen siendo un buen número de hogares los que crian sus propios animales. Platos exquisitos de la amplia y variada gastronomía del área barbanzana tienen como base la carne porcina.