
Los sepelios de Felipiño, Toribiño y la sardina sacaron a la calle a cientos de barbanzanos Degustaciones y actuaciones de charangas fueron otros actos que animaron la jornada
09 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.?os barbanzanos acudieron ayer fieles a su cita para brindar al carnaval su adiós más festivo. Los oficios fúnebres por Felipiño, Toribiño y la sardina pusieron el punto y final a unos festejos llenos de colorido y diversión. La comitiva ribeirense recorrió las calles de la ciudad en dirección al parque de Pedra Pateira, donde estaba instalada la pira. Para no irse a casa con mal sabor de boca, los vecinos de la capital barbanzana participaron en una exquisita degustación de productos típicos del carnaval. El que tampoco se salvó de la hoguera fue el Toribiño, que sucumbió a las llamas en Rianxo. Las plañideras acompañaron al finado que fue llevado en procesión por el término. No les quedó más remedio que ir a la quema a Felipiño, en Porto do Son, y a Facundo en Muros. En la villa sonense, un año más, fue la carpintería de Manuel García la encargada de construir al muñeco que, en esta ocasión, fue un temido pirata que viajaba a bordo de un barco de madera de unos cinco metros de eslora. Al final, lo quemaron en las inmediaciones del puerto. En Noia, fue el mismo equipo del año pasado el que se encargó en la presente edición de confeccionar una enorme sardina, de algo más de ocho metros y medio de largo, con el cuerpo de madera y cartón. Tardaron en hacerla 60 horas y ayer costó un poco de trabajo, dado el peso del bicho, quitarla del garaje donde estaba guardada. El pescadito recorrió varias calles antes de acabar en la pira levantada en el paseo marítimo.