El sistema de emisión de datos que ayudaba a los barcos a localizar su posición desde el monte Iroite fue clausurado hace 16 años. Hoy el edificio sigue a oscuras
27 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.En la cima del monte Iroite se conservan varias edificaciones que en su día dieron cabida a la estación Decca, un sistema de emisión de señales que durante casi treinta años sirvió a los barcos que faenaban por las costas atlántica y cantábrica para conocer su posición en cada momento. La implantación de los populares GPS hizo que servicios como el de Lousame dejaran de ser necesarios. A día de hoy, trece años después de que la señal se apagara para siempre, el inmueble continúa a oscuras y su futuro sigue siendo incierto.
Fue en 1966 cuando el sistema Decca se implantó en el norte de España, con el fin de dar cobertura a la zona comprendida entre Francia y Lisboa. Para ello, el Gobierno central puso en marcha una estación principal en Ourense y tres esclavas: la Rosa en Iroite, la Púrpura en Salamanca y la Verde en Asturias. Estos puntos cobijaban un entramado de equipos electrónicos que emitían señales marítimas. Varias personas se encargaban de su mantenimiento.
José Luis Ces Laíño operó durante trece años en la estación Rosa. Recuerda que, en una primera etapa, el trabajo era intenso: «Había unha enorme sala electrónica con transmisores que tiñan como 2.400 válvulas e 400 relés. Era raro o día que non había que substituír algunha peza e, a maiores, había que facer tarefas de limpeza e localizar avarías. Estabamos tres compañeiros e faciamos gardas de 24 horas. Viviamos na propia estación».
Labor informativa
Ni Ces ni sus compañeros de trabajo tenían comunicación directa con los tripulantes de las embarcaciones, por lo que la función de la Decca era meramente informativa: «Os barcos levaban un decómetro ao que chegaban os sinais da estación para darlle a localización cunha marxe de erro de entre dez e cen metros. Usábano sobre todo os buques de pesca de altura para apuntar a situación dos bancos de peixe».
Al rememorar aquella época, a José Luis Ces se le vienen a la cabeza numerosas anécdotas. Recuerda sobre todo las noches de tormenta: «Algunhas veces témolo pasado mal no inverno. Hai que ter en conta que na estación había unha antena principal de máis de cen metros de altura, aos que lle hai que engadir a elevación que ten o Iroite. Todo isto facía que a Decca fose un polo de atracción dos raios».
Pero si hay un episodio que Ces no podrá nunca borrar de su cabeza es el que vivió en carne propia un compañero suyo: «Na súa vivenda apareceu unha noite un home que levaba unha acha nunha man e unha pistola na outra. O que fixo o meu colega foi escapar e logo déronse cita no lugar uns vinte soldados do EVA10, que xa estaban buscando ao individuo porque o viran merodear, policías nacionais e gardas civís. Estiveron alí máis de oito horas tratando de reducilo e empregaron incluso bombas lacrimóxenas. Ao final foi persoal do hospital de Conxo o que conseguiu convencelo».
Con el paso de los años y los avances tecnológicos, la labor de Ces y sus compañeros fue a menos: «A finais dos oitenta, a estación foi dotada de novos equipamentos e o mantemento era praticamente nulo. Nin sequera tiñamos que facer gardas pola noite».
Y el desarrollo tecnológico siguió su curso y llegó un momento en el que las estaciones Decca se quedaron obsoletas. El sistema llegó a su fin en España en 1995. Hoy en día, lo más parecido que hay son dos estaciones que emplean el sistema Loran, una en Andalucía y otra en Cataluña. Funciona una tercera en Portugal, concretamente en el entorno de Lisboa. Estos servicios dan cobertura a toda la península.
Además, todos los barcos cuentan en la actualidad con sistemas GPS, que permiten a sus tripulantes obtener una localización casi exacta. El margen de error máximo es de diez metros.
Cuando la señal se apagó en la Decca de Iroite, el Concello de Lousame inició una batalla para conseguir la titularidad de las instalaciones, situadas en una parcela de unos cien mil metros cuadrados. Este proceso culminó en enero del 2003, cuando el Ayuntamiento adquirió la finca al Ministerio de Fomento tras realizar un desembolso de 50.000 euros. Ahora el objetivo es darle uso al terreno y a las edificaciones.