Hace ya tiempo escribí un artículo titulado Tele hipoteca, en el que denunciaba satíricamente una tortura por parte de una empleada de banco que quería venderme una hipoteca por teléfono. Desde aquel día estuve alejado del mundo bancario, me limité a esperar el ingreso de la nómina y apostar conmigo mismo el día del mes en que se terminaría el dinero. No tuve ninguna otra llamada de banco, salvo una de Caixa Curota, que quería fusionarse conmigo, pero finalmente la situación política abortó la operación.
Hace unos meses, descubrí una nueva forma de obtener dinero en efectivo en algunos cajeros que se llama hal cash . Consiste en que si usted necesita dinero y no lleva su tarjeta encima o que a una tercera persona, amiga o familiar suya, le ocurre lo mismo, basta con que llame usted a la sección electrónica de su entidad bancaria y le diga la cantidad a retirar y la identidad del beneficiario. Al momento, recibirá un mensaje de texto en su móvil con una clave y el beneficiario, usted mismo o su amigo, recibirá otro con una clave distinta.
Para retirar el dinero, el beneficiario solo tendrá que acudir a un cajero con servicio hal cash , introducir su número de móvil, el importe y las dos claves, sin necesidad de ninguna tarjeta. Si no ha habido ningún error, el cajero escupirá los billetes a la manera habitual, y con ese sonido de salvación, por la falta que te hacen y porque aún no te han birlado tu cuenta, podrás marcharte a gastar tu dinero a placer.
El hal cash en el fondo pretende evitar, hasta cierto punto, el plástico y los problemas de robo y aumentar las prestaciones de los telefónos móviles más y más. Además de sacarte de un apuro, aumenta las comisiones de retirada por la llamada al banco y entre titular y beneficiario.
Yo no digo que esté bien o mal, pero hay algo en este sistema que me fascina. La posibilidad de recibir un día dos mensajitos en mi teléfono móvil, ir a un cajero, a otro y a otro y que me vayan soltando el límite. Y que al día siguiente me entere de que la pasta es del Banco de España, que la secretaria del gobernador marcó mal el número del beneficiario pero que su entidad no quiere devolverle ni un euro hasta que se aclare la investigación. Era el dinero que el gobernador que nos fastidió nuestra fusión de cajas tenía destinado para su viaje a Galicia, el muy canalla.
A mi me dio para dar la vuelta a España, entre otras cosas ver Cuenca, encantarme aún más por sisarle la guita a Ali Babá, deleitarme viendo la Ciudad de las Artes de Valencia, el Puente del Alamillo en Sevilla y comparar estas joyas de Calatrava con las del pirado de Gaias. Aún pude sacar seiscientos euros por hal cash para comprarme otro móvil, porque me llueven los sms en cualquier lugar donde me encuentre.
Pensé en llamar a mi banco para dar parte de la anomalía. Entonces recordé el caso de un hombre que devolvió dinero de un cajero que no era suyo y lo acusaron de robo. Así que nada, estoy mandando pasta por hal cash a todo el gobierno, estatal y autonómico, a los fiscales y a los jueces, por si se les ocurre trincarme por estafa. Si falla el ordenador del Banco de España no es culpa mía, señores.
Hace unos días llamó una señora diciéndome que era la secretaria del gobernador del Banco de España, preguntando por mi persona. Era la misma que quiso venderme la tele hipoteca. Ya decía yo que era trepa, ya. En un español de Dallas, le dije que yo no tenía ni idea de ese señor por el que preguntaba, que yo era manager de la Reserva Federal y que le diese recuerdos a José Luis Rodríguez Zapatero de mi parte, ese Rey tan majo que tienen ustedes. Me preguntó por un tal hal cash , a lo que respondí, sí, tengo cash , mucho cash , con y sin hal .