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Halagando los paladares noieses

Javier Romero Doniz
Javier Romero RIBEIRA |

BARBANZA

La carta del restaurante Illa de Cortegada incluye una variedad de carnes y pescados que los gestores entienden que hay que ofrecer con «profesionalidad»

16 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La restauración entendida como algo profesional en donde los productos autóctonos y la tradición en los fogones se entremezclan es la idea que desde el inicio ha querido llevar a la práctica la familia Rial. Ocurre así desde que crearon hace ocho años el restaurante Illa de Cortegada.

El origen se gestó en Catoira, localidad en la que estuvieron asentados durante cinco años: «El inicio fue difícil ya que empezamos por casualidad y como consecuencia de un accidente que sufrió un ahijado al que sustituimos para ayudarle. Se trataba de una parrillada y la convertimos en un restaurante a la carta en el que nos fue muy bien y conseguimos hacer una clientela estable», recuerda el patriarca Ángel Rial, quien desvela además que «antes de trabajar en el restaurante me dedicaba a la administración».

Al pasar un lustro, al mismo Ángel Rial le ofrecieron en Noia un local con otro comedor que llevaba cerrado cerca de un año y por el que este empresario apostó trasladando la empresa a tierras noiesas. «Empezamos de cero otra vez haciendo una clientela nueva, aunque en ese momento también ayudaban mis otros dos hijos que ahora se dedican a profesiones diferentes».

Después de casi tres años en Noia, el negocio funciona bien, siendo «el 90% de la cocina cosa de mi mujer y mía» dice el mismo Rial. Uno de los secretos que ha levantado el Illa de Cortegada y que su gerente no tiene problema en reconocer «es el trabajo de campo que hicimos tanto yo como mi esposa yendo por las parroquias de la zona a hablar con la gente mayor que sabíamos que cocinan bien para preguntarle por sus recetas y trucos. Algo que nosotros luego trasladamos a la cocina del restaurante».

Variedad y buen gusto

La carta del Illa de Cortegada contiene entre su variada oferta algunos platos que desde la dirección recomiendan efusivamente. El menú de degustación es uno de ellos y se compone de pulpo con almejas al vino albariño, langostinos desnudos al whisky, cocochas de bacalao al pil pil, solomillo ibérico con sala casera y surtido de postres caseros.

Las carnes también brillan con luz propia. El lechazo de Castilla o las chuletillas se completan con la carne de buey. Entre los pescados, el bacalao es el plato fuerte, existiendo una receta propia. Además, el rodaballo, la robaliza o la parrillada de pescados están también entre las preferencias de la clientela.

El futuro del negocio parece llevar el nombre de Bruno, el hijo pequeño. «Es un trabajador nato y además de ayudar también estudia y juega al fútbol» dice su padre, quien continua desvelando que «en su mente está prolongar la vida docente centrándose en la hostelería para trabajar en el futuro». Hasta entonces, la familia Rial continuará halagando los paladares tanto de los noieses como del resto de clientes barbanzanos.