Vacaciones llenas de emoción para los escolares boirenses

María López García
María López RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

Los críos aprenden en los campamentos a reciclar y diseñar instrumentos

03 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Como entretener a los niños durante las vacaciones escolares es una cuestión que preocupa a los padres. Para que los chavales pasen un verano divertido realizando todo tipo de actividades, 140 familias boirenses apuntaron a sus hijos en el programa de talleres infantiles que se desarrolla durante estos meses.

Por cuestiones de espacio, esta duodécima edición se lleva a cabo en dos sitios diferentes. Los chavales se reparten en dos grupos de edad, de manera que los más pequeños, de 3 a 6 años, asisten a los obradoiros en la casa de la cultura Ramón Martínez y los mayores, de 7 a 12, los desarrollan en el local del colectivo Leña Verde.

Ana Vidal, una de las cinco monitoras, explica que «el objetivo de la iniciativa es entretener a los críos a través de la realización de actividades creativas relacionadas con la pintura, las manualidades, el reciclaje y el medio ambiente. Nosotras pretendemos que los pequeños descubran que los objetos viejos pueden servir para construir cosas nuevas muy ingeniosas, intentamos enseñarles trucos para que ellos también puedan crear en casa. Muchos de los materiales que utilizamos son desechos, como vasos de yogur o bandejas de plástico del fiambre. Esta es una forma de entretener ensañando valores».

Experiencias

Diseñar sencillos instrumentos para luego hacer música, elaborar una divertida seta con una bandeja y un tubito de papel higiénico, hacer collares con macarrones pintados, elaborar marcadores de páginas con hojas recicladas o plantar semillas en vasitos de yogur son algunas de las labores que los participantes han realizado desde que el pasado 12 de julio comenzaron los campamentos.

Además de eso, los escolares hacen actividades de animación a la lectura que les permiten mejorar su capacidad de lectura, efectúan ejercicios de escritura creativa, aprenden juegos tradicionales como la rayuela o los bolos celtas, realizan divertimentos al aire libre y, de vez en cuando, reciben visitas de divertidos personajes, como payasos o cuentacuentos.

Según señala Vidal, las actividades grupales son una parte esencial del programa, pues ayudan a los niños a relacionarse con sus iguales. «Juegos de toda la vida como la pilla, el escondite inglés o el clásico Antón pirulero son entretenimientos que empleamos para trabajar la faceta social. Hoy en día, los niños están acostumbrados a jugar solos, y este es un factor que les puede causar problemas de socialización, al no haber entrenado lo suficiente su conducta social. Nosotros, a través de los juegos grupales, intentamos cambiar esto.

Las monitoras coinciden en señalar que esta iniciativa es positiva tanto para los críos como para sus padres, porque de esta forma los niños tienen una ocupación en sus largas jornadas de ocio sin colegio y, por otra parte, los padres saben que sus hijos están aprendiendo cosas que les ayudarán.