Un grupo de jóvenes mantiene activa la cantera de policías

María López García
María López RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

17 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

¿No sabe donde queda una calle o no encuentra la farmacia de guardia? ¿Necesita saber cuál es el taller más próximo? No se preocupe, desde principios del mes de julio, la brigada de policía infantil comenzó a patrullar en las calles de Santa Uxía por quinceavo año consecutivo. El objetivo de esta tradicional iniciativa es el de involucrar a los niños en el desarrollo de la vida urbana durante las vacaciones estivales, tiempo libre que pueden aprovechar por hacer algo por los demás.

Según el oficial José Andrés Alonso, agente que coordina al grupo, «este tipo de actividad hace que los participantes maduren el sentido de la responsabilidad, al tiempo que fomentan una actitud solidaria hacia su entorno y la ciudadanía».

Formación

Antes de salir a las calles, los chiquillos reciben un curso en el que adquieren conocimientos que van desde aprender a dar indicaciones sobre la ubicación de los principales negocios y calles de la ciudad, para lo que es necesario que los niños conozcan datos pormenorizados del callejero, hasta practicar el modo de desfile de la policía, lo que les permite hacer exhibiciones durante los festejos locales. Para esto, los jóvenes han estado realizando un curso en el colegio O Grupo desde el pasado mes de marzo.

La edades de los muchachos se encuentran en la franja de los 9 a los 15 años. Además de manera anecdótica, cabe destacar, que el número de participantes femenino es muy superior al masculino. De 23 integrantes, 15 es la cantidad de chiquillas que son agentes.

Otro aspecto a señalar, es el popurrí de nacionalidades que componen la brigada. Aunque el grupo está formado principalmente de pequeños españoles, también hay integrantes dominicanos, portugueses, marroquíes y argentinos.

Al preguntar a los niños por el tipo de ayuda que prestan, estos comentan que lo más habitual es resolver dudas sobre algunas ubicaciones o apuntar las anomalías existentes en la vía pública, así como ayudar a la gente mayor o discapacitada a cruzar la calle.

A finales de verano, su labor será recompensada con una cena en la que indudablemente los críos comentarán las anécdotas más graciosas sucedidas.