
Mejilloneros y marineros en sus barcos y la lancha del pósito peinaron el mar y un batallón de vecinos permanecieron en el faro de Corrubedo
18 dic 2014 . Actualizado a las 10:10 h.«Necesitamos estar aquí. Aunque esto se esté convirtiendo en un tanatorio al aire libre y sin que todavía hayan aparecido los tripulantes, necesitamos darnos apoyo. No te puedes quedar en casa, porque es horrible». Con las lágrimas en los ojos, un miembro de la armadora del Paquito Nº2 pronunciaba esta frase a su llegada al faro de Corrubedo, donde permaneció durante horas. En realidad, sus palabras describían a la perfección lo que se palpó en ese lugar de la costa desde que se supo del naufragio hasta ayer por la noche, y que posiblemente continúe sintiéndose hoy.
Decenas de vecinos de la comarca, pero sobre todo de Boiro, acudieron al lugar para intentar ayudar en la búsqueda. Y no solo lo hicieron a pie. Ayer también se contó con barcos bateeiros y lanchas que peinaron el mar. Incluso hubo buzos que se ofrecieron para bajar al pecio, pero se les dijo que esa labor deben hacerla los profesionales de Salvamento Marítimo o la Guardia Civil para evitar correr riesgos.
De la mañana a la noche, no faltaron manos, sobre todo boirenses, dispuestas a ayudar. Desde los miembros de la cofradía -estuvo toda la plana mayor del pósito, que fletó su lancha- a muchos vecinos que traían y llevaban cafés y comida caliente para los familiares, aunque en la zona se habilitó una tienda de campaña de Cruz Roja que funcionó como punto de avituallamiento. Por supuesto, tampoco faltaron hombros sobre los que llorar. «O único que podes facer nestes casos é apoiar ás familias», se oía. Así que ni el aire gélido de Corrubedo ni el lento paso de las horas hizo que las rocas del faro se quedasen solas. Hoy, conforme rompa el día, se seguirá buscando. Ayer apareció Germán. Pero faltan Antonio y Santiago.
Más información en las páginas L2 y L3 y 42 (Marítima).