La amenaza del recreo, el «bullying»

BARBANZA

08 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Toca la sirena de media mañana y, sin dejar terminar la frase al profesor, las sillas suenan mientras se arrastran hacia atrás para irse los críos al recreo. Hay prisa por salir a jugar, por saltar al patio y corretear libremente, por chutar el balón contra la portería o encestarlo en las canastas. Aunque seguramente todos hemos llegado a conocer a ese niño que no salía disparado como una flecha cuando sonaba el timbre, al que lo hacía a la fuerza porque había que cerrar el aula o le pedía al profesor quedarse en ella, muchas veces por evitarse una situación indeseada, un nuevo encontronazo, un motivo más para no querer ir al colegio.

La sirena sonó para una niña de 8 años que acabó recibiendo una paliza de doce compañeros por coger un balón con el que jugaban en el recreo. Sucedía ayer en Palma de Mallorca cuando, al parecer, nadie se encontraba vigilando lo que ocurría en el patio. Tan pronto como saltaba la noticia a los medios, volvía a resurgir el eterno debate del bullying ¿Siempre lo hubo o es un fenómeno en alza? ¿Se toman las suficientes precauciones? Y, lo que más preocupa a los padres, ¿cómo atajarlo?.

Las estadísticas son, cuanto menos, alarmantes. Uno de cada diez alumnos reconoce haber sufrido acoso escolar y tres de cada diez confiesan haber participado en algún tipo de agresión a un compañero. Un reconocido catedrático de Didáctica de la Universidade de Santiago (USC), Miguel Zabalza, afirmaba en una entrevista que es imposible que los docentes y padres lleguen a estar ahí para frenar todas las agresiones, porque los menores siempre encuentran una forma de llegar a la víctima sin que se enteren los adultos. Afirmaba que, en estos casos, los propios alumnos son los mejores mediadores.

En este método, conocido como Tutoría Entre Iguales (TEI), se involucraban cinco centros barbanzanos el curso pasado, el CEIP Alfonso Rodríguez Castelao y el IES Félix Muriel de Rianxo, el instituto de A Pobra y los colegios Salustiano Rey y Pilar Maestu. A grandes rasgos, lo que se persigue es que sean los compañeros mayores los que actúen como tutores y se encarguen de ayudar, orientar y mediar en todo tipo de conflictos, evitando las situaciones de violencia y acoso y facilitando la integración de los niños que tienen a su cargo. Se trataría de combatir el bullying desde dentro, salvando el obstáculo que muchas veces ponen los propios menores para que los adultos no entren en su círculo y el problema de convertirse en el chivato. La solución la ponen los niños, apelando a su nobleza y a su responsabilidad en hacer que el recreo (y quien dice recreo, dice también los ratos libes entre clases u otros momentos en los que no haya un adulto encima) no sea un motivo de angustia para nadie.