Los músicos de Asados fueron reconocidos por algunas de las figuras más insignes del folclore gallego
27 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Las grandes estrellas se dan baños de masas y, los verdaderos maestros, de admiración. Esa fue el sentimiento que dominó el homenaje que rindió el mundo gaiteiro a Maruxa Miguéns y Xosé Romero, Os Rosales. La pareja subió al escenario entre vítores y aplausos, lanzando besos a un público entregado que mamó y creció con sus canciones.
«As súas melodías son fundamentais en calquera foliada», destacó el alcalde rianxeiro, Adolfo Muíños, quien incidió en su papel a la hora dignificar la música de gaita. Incidieron también en esta idea, casi con las mismas palabras, Pepe Ferreirós y Nando Casal, los responsables según los propios protagonistas de sus dos discos. El cofundador de Milladoiro llegó a reconocer que las enseñanzas del gaiteiro de Asados se convirtieron en dogma para el grupo que exportó el folclore gallego por el mundo, recordando los tres pilares que en su día estableció Romero de cara a una buena actuación: afinación, tempero y espíritu de Galicia.
Actuaciones emotivas
Se habló de la pareja con cariño y salpicando de anécdotas el recorrido de un grupo que sentó precedentes, dijo Antón Corral. «Xosé tocaba cunha afinación exquisita, cunha vibración única, e as gaitas quedábanse pequenas ao lado da voz de Maruxa», señaló, a la que también se le reconoció el mérito de haber abierto camino a las mujeres en un mundo de hombres. Pero, en un homenaje de la Asociación de Gaiteiros Galegos no podía faltar la música, un idioma compartido que desató las emociones.
Las primeras en tocar los temas de Os Rosales fueron As Chispas de Compostela, dos jóvenes que cogieron el testigo sembrado por Miguéns. Luego, el grupo de Asados Río de Anxo, con los sentimientos a flor de piel de quien toca para un maestro, echó los restos e hizo magia sobre el escenario, con tres de los himnos que no podían faltar en el día de ayer, Toxeiriña, Foliada dos vellos y A Camposa. Con esta última bala no solo consiguieron levantar al público de sus asientos, y que los acompañaran con palmas, también a Miguéns y Romero.
La mesa se iba quedando pequeña para tanta gente dispuesta a hablar de los méritos de la pareja de Rianxo, pero el grupo no se completó hasta que subieron sus hijos al escenario, Sandra, Mario, Pepe y Eva. Esta última fue la encargada de entregar un ramo de rosas a los protagonistas de la jornada, que también recibieron un pin de plata y un cuadro conmemorativo.
Romero y Miguéns correspondieron con lo mejor que saben hacer, tocando. «Queda gravado en letras de ouro no noso corazón esta homenaxe», logró decir la artista de Asados antes de dejar salir un par de lágrimas que llevaba reprimiendo. «Sei que fun atrevida, pero volvería a facelo», apostilló.