Pañuelos, aceite y San Benito

carmen fernández / A. P. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Numerosos fieles acudieron a la romería de Seráns para pedirle al santo la curación de sus verrugas

12 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La fuente llena de pañuelos, los puestos de rosquillas en los alrededores de la capilla, niños jugando en la sombra. Es la primera imagen que recoge la retina al llegar a la morada de San Benito de Seráns, en Porto do Son. Como cada 11 de julio, se rinde culto al santo, por lo que la localidad se llena de creyentes que van a visitar a este sacerdote canonizado.

Los numerosos fieles que acudieron ayer hasta la capilla de San Pedro de Muro lo hicieron en su mayoría para venerar al beato y para pedir la curación de sus verrugas, lunares o manchas. Para ello, se tiene que mojar un pañuelo en el agua de la fuente o en el aceite bendecido, se pasa sobre la zona de la piel afectada, y se coloca sobre el muro o sobre la fuente para que seque y así acabe con la dolencia.

Al concluir la misa celebrada en honor del santo, cuatro devotos sacaban su imagen al exterior de la capilla. Los miembros de la Banda de Música de Caamaño se colocaban en sus puestos, preparados para escoltar a San Benito, a los sacerdotes y a las autoridades. Decenas de fieles del lugar y de localidades cercanas acompañaban también a la comitiva, mientras que otros optaban por observar la procesión refugiados del sol. Mientras el sanador volvía a la capilla, muchos fieles realizaban el ritual y dejaban su pañuelo en el muro.

La subasta no podía faltar

Nada más acabar la marcha, muchos feligreses se acercaban al santo para realizar sus peticiones y venerarlo. Otros optaban por coger sitio para la tradicional subasta de gallos en la que Francisco Veiras, director de la banda de música, era el maestro de ceremonias.

Este año el número de piezas subastadas fue mayor que el anterior. En total, siete gallos y dos quicas fueron adquiridos a diversos precios, que fueron de los 12 euros, el más bajo, hasta los 45, la cantidad más elevada pagada por el primer ave subastada. El dinero recaudado en la puja fue ofrecido, como cada año, a San Benito.