
La falta de un convenio con la Xunta puso en jaque el futuro del recinto juvenil de Boiro
10 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hace más de tres décadas que el campamento boirense de Espiñeira se convierte cada verano en un hervidero en el que decenas de chiquillos conviven durante unos días, disfrutando de diversas actividades al aire libre. Las instalaciones, con capacidad para dar cabida a un centenar de chiquillos alojados en tiendas de campaña, están incluidas en los programas de la Dirección Xeral de Xuventude, organismo que se encarga de sacar a concurso y adjudicar las plazas cada vez que se acerca el período estival.
Pero a estas alturas de 1987, cuando hacía unos tres años que el recinto había sido inaugurado, el futuro del campamento de Espiñeira estuvo durante una temporada en el aire. Mientras un grupo de chavales procedentes de diversos puntos de España disfrutaban de su estancia en Boiro, el Concello anunciaba que estaba estudiando la posibilidad de destinar el espacio a un cámping ante la falta de un convenio con la Xunta que garantizara su continuidad como área de ocio juvenil. Finalmente el acuerdo se suscribió y sigue estando vigente a día de hoy.