
El mazaricano tuvo que cerrar su autoescuela y ahora vive en el País Vasco, donde trabaja como profesor
16 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Los seis meses que ha durado la huelga de examinadores de tráfico ha pasado factura, y no solo a quienes tienen la imperiosa necesidad de sacarse el carné y ven como el tiempo transcurre sin que los convoquen para realizar los ejercicios. Para las autoescuelas también ha sido un duro golpe, especialmente para las pequeñas, que son la mayoría de las existentes en el área de Barbanza. Entre los damnificados figura el mazaricano Xosé Antón Alvite, que hasta hace poco regentaba su propio centro en la localidad de A Picota.
El prolongado conflicto entre la Dirección General de Tráfico y los encargados de evaluar a los futuros conductores, unido a la feroz competencia que desde hace unos años existe en el sector, afirma Xosé Antón Alvite, cambiaron sustancialmente la vida de este hombre. Para empezar, la suya fue la primera autoescuela del área compostelana que tuvo que cerrar.
Afortunadamente, a este empresario las cosas no le han ido mal, porque desde finales de octubre trabaja como profesor de prácticas. Eso sí, ha tenido que trasladar su residencia al País Vasco, concretamente a la localidad guipuzcoana de Eibar. Explica Xosé Alvite que en esta comunidad autónoma los precios son más elevados que los gallegos y considera que, precisamente, en esto reside la clave de parte de los problemas por los que atraviesa el sector.
50 euros la hora de coche
Cuando habla de su empleo como instructor, Xosé Antón Alvite indica: «Na localidade de Eibar a práctica de coche cóbrase a 50 euros -tres veces más que en Galicia- e iso fai que as autoescolas dispoñan dunha marxe máis ampla para ter un profesorado axeitado e uns automóbiles en boas condicións».
Cuando se le pregunta por la huelga a la que acaba de poner fin el colectivo, y de la que ha sido una de sus víctimas directas, el mazaricano señala: «O paro comezou no verán, que é cando nós tiñamos un maior número de clientes. En moitos casos son rapaces que están estudando en Santiago ou na Coruña e que aproveitaban as vacacións para sacar o carné. Ao non ter a posibilidade de examinarse e, unha vez aprobada a parte teórica, optaron por matricularse en academias das cidades nas que residen para facer as prácticas a acudir ás probas cando os chamasen».
Asimismo, subraya que otros potenciales clientes prefirieron no inscribirse: «Como descoñecían cando poderían ir facer o exame, directamente decidiron non anotarse ata que se resolvese a situación».
La huelga ha supuesto, comenta este afectado, la puntilla a una situación que ya no era demasiado buena.
Como hace 25 años
Especifica que el sector está inmerso en una competencia salvaje, un calificativo que también emplean los propietarios de otras autoescuelas radicadas en la comarca barbanzana. A este respecto, Alvite precisa: «Estamos metidos dende hai tempo nunha guerra de prezos á baixa. A práctica de coche estase cobrando como hai 25 anos, e así resulta imposible manter un negocio».
Añade que otro agravio es el hecho de que las autoescuelas de la zona deben «desprazarse diariamente a Santiago para facer dúas ou tres prácticas». Esto encarece los costes y también es la causa, dicen empresarios barbanzanos, de que resulte cada vez más difícil competir con los centros de Santiago.
El mazaricano ha sufrido los efectos del conflicto de los examinadores, pero parece que son muchos los frentes que tiene abiertos el sector y hay dueños de negocios que aseguran que serán más los forzados al cierre.
«Estamos metidos nunha guerra de prezos á baixa e así é imposible manter un negocio»
«O paro comezou no verán, que é cando nós tiñamos maior un número de clientes»