Quienes en nuestra mocedad nos interesamos por la música popular, sabemos que hubo un período en el que nuestras queridas vacas sagradas del rock fueron desalojadas de la escena internacional por el denominado movimiento punk, que poco tardó en convertir el panorama en un erial, del que surgieron después algunas de las más fabulosas bandas de los ochenta. Pero durante aquella época, incluso a los más atentos se les escaparon algunas chispas sonoras, tal vez las más cualificadas y artísticas de aquel movimiento.
Es este el caso de un grupo insólito que ha recuperado la reedición de una caja que contiene lo mejor y más brillante de su corta pero muy generosa etapa inicial: Wire. El combo británico, en la corta campaña de 1977 a 1979 nos legó tres monumentales trabajos que se nos colaron por la puerta de atrás como tres chispazos sonoros a los que andábamos despistados: Pink Flag, Chairs Missing y 154. Con estos tres álbumes, la banda rayó casi la perfección, aunque los que contábamos los árboles y perdíamos de vista el bosque no nos enterásemos. Y además abrió la senda a una nueva forma de entender el rock de guitarras y a la vez desbrozó las rutas para otras formaciones igualmente trascendentales para el devenir de la música contemporánea, como, por ejemplo, Joy División, The Fall o Pil (Public Image Limited), la agrupación que fundó Jhonny Rotten tras abandonar Sex Pistols y volver a llamarse por su nombre de pila, John Lydon.
Como suele ocurrir casi siempre con los pioneros, ir por delante no les facilitó la transición a la posteridad. Aunque EMI los fichó con la idea de descubrir a los nuevo Pink Floyd, y la influyente prensa musical británica de finales de los setenta se entregó a sus encantos, lo cierto es que su propuesta sonora, tal vez demasiado arty para el embrutecido escenario punk, no terminó de llegar a buen puerto, sobre todo en ventas. El resultado: los tres citados discos, Pink Flag (1977), Chairs (1978) y 154 (1979) han pasado a la posteridad como piedra filosofal y rito de iniciación para cualquier banda de art-rock que se precie.
Sin embargo, a pesar de las posteriores idas y venidas de una banda que nunca volvió a rozar el cielo en el que se instaló en sus primeros tiempos, estos tres trabajos se perdieron en los callejones del olvido tras disolverse EMI dentro del sello Universal en el 2011. Ahora, con motivo del 40 aniversario del primero de ellos, Wire ha puesto en marcha un programa de actividades para recuperar su mejor y gran legado, lo cual ha dado lugar a Wire/On the Box, donde se reúnen los tres álbumes más una generosa ración de temas adicionales. Hay en YouTube una reproducción de una actuación del cuarteto en un club que es una auténtica joya, una joya que despide chispas del punk más elegante y enérgico, ese que se nos quedó atrás en su momento, pero que todavía respira frescura por todas sus costuras.