Nosotros nunca estuvimos en Ibiza. Fue allí donde vivió los últimos días de su vida nuestra adorable Nico. Después de una existencia intensa, turbulenta y convulsa, Christa Päffgen (Colonia, 16/10/1938), nombre de pila de una artista cuya trayectoria estuvo teñida de un constante nomadismo (se consideraba una exiliada), se refugió en su añorada isla del Mediterráneo, a donde llegó en el verano de 1988 acompañada de Ari, el hijo que había tenido en su juventud tras vivir un romance con el actor francés Alain Delon.
Tampoco la evocamos cuando relatamos nuestra corta visita a Manhattan. Mas estuvo allí, y residió en el Chelsea Hotel, donde se convirtió en un icono de la cultura underground de la Gran Manzana. Era una de las habituales en el séquito de Andy Warhol, quien la admitió en su grupo por ser «una nueva clase de superstar, extraña y taciturna». El pintor neoyorquino la propuso como voz para acompañar a la Velvet Underground, donde se transformó en la femme fatale de Lou Reed y John Cale, antes de que se emparejase con Jim Morrison (Doors), con quien se fugó al desierto de Arizona para experimentar con las drogas y el sexo.
Ahora, dos hechos nos la han recordado. Este verano se han cumplido 30 años de su trágica muerte. Y, además, porque hemos descubierto la existencia de un atractivo biopic que trata sobre los últimos años de una mujer cuya valía va mucho más allá de los tópicos que la han encorsetado en la imagen de musa de la histórica banda musical de Nueva York. Su título: Nico-1988 y lleva la firma de la italiana Susanna Nicchiarelli. La mirada de la directora se ocupa de ofrecernos la cara más íntima y personal de la cantante y modelo germana, de la que rescata su talento, creatividad y fuerte carácter.
Adicta a la heroína, antipática, magnética, carismática, madre, actriz... Nico, después de ejercer de alma nómada, de exiliada en las ciudades más glamurosas del mundo, recordó los dulces momentos que había pasado en la idílica Ibiza, y se plantó en la isla española en el mes de julio. Era 1988. Aterrizó acompañada de su rebelde hijo y se instalaron en la casita que había alquilado en las colinas sobre la ciudadela. El día 17 se subió a la bicicleta y dijo a Ari que bajaba al núcleo urbano para conseguir marihuana. Ya nunca regresó. Era un mediodía caluroso cuando un taxista la encontró despeñada junto a la empinada carretera de la colina de Ses Figuerets. Tras recogerla y llevarla a un hospital, recibió tres negativas antes de poder ingresarla en el cuarto centro. Falleció el 18 a las ocho de la tarde. Nadie la lloró.
El biopic de la italiana se estrenó en el festival de Venecia y se presentó en España el pasado mes de noviembre en el Festival Cine Europa de Sevilla. Hasta donde sabemos, entre nosotros ha pasado desapercibido. El trabajo de Susanna Nicchiarelli se centra en los últimos años de la vida de Nico, a quien encarna la danesa Trine Dyrholm, quien había sido la protagonista principal de Celebración (1988) y En un mundo mejor (2010). Aquí se nos ofrece una visión muy alejada del estereotipo que siempre había vinculado a la artista alemana con una constelación masculina: Warhol, Jimi Hendrix, Lou Reed, Cale, Morrison... Como si ella por sí misma, en tanto que mujer, no tuviese valía alguna, salvo su belleza.