M e aborda un amigo en un supermercado con una sonrisa de rapaz travieso y con aparente buen humor me dice: «Y luego, ¿no escribes nada?». «No tengo nada que decir», le contesto. Y sigue entre bromas y veras, más en veras: «Lo que tú escribiste bajo el título La música en la iglesia demuestra lo anticuado que eres, hay que ser moderno, no estamos de acuerdo contigo». Se refiere a tertulias del Eiton, este lugar en el puerto de Palmeira era el mentidero de la villa. Si uno llevaba una noticia a casa y le preguntaban quién se lo había dicho, se decía: «Lo he oído en el Eiton». El Eiton llevaba las culpas; si era mujer contestaba también de una forma universal, no concretaba: «Lo he oído en la conserva». Estaba claro que ocultaba las fuentes. Pero allí se hablaba de todo, de dornas, de peces, de mozas; últimamente, de fútbol, quitas este deporte y ya no hay conversación, parecer ser el pan nuestro de cada día. Me alegro que se llevara al Eiton el artículo La música en la iglesia, es un tema capital, y aparcaran el fútbol por un momento; pero mi amigo ya no quiere escucharme, me deja por los comestibles; siempre igual cuando no tienen salida. Como decía un filósofo, «vienen a la red en pos de una sombra y caen enredados», vienen en pos de un tiro débil y llevan un pelotazo.
No sé quien dijo: «Cuando quitan de la controversia los temas capitales e importantes ningún pueblo de mediocre cerebro llegó ni siquiera a ser pensante». Bueno, pues el que lo dijo se quedó corto. Para encontrar esa cosa oculta que es la razón de las cosas hay que ser por lo menos pensante. ¿Qué pueden decir unas personas que no tienen más lectura que los periódicos deportivos sobre la música en la iglesia? ¿Qué puede decir el hombre rebaño que diría Nietzsche, que no tiene más aya que la caja tonta de la tele? Cada cual debe hablar de lo que tiene conocimientos, sería absurdo que yo opinara sobre la física cuántica. El que quiera decir algo puede hacerlo en este espacio.
Decía un grande del periodismo, Manuel Martín Ferrand, número uno de su promoción, director de periódicos, radio y televisión, premio Planeta...: «Yo he aprendido más leyendo libros que en la facultad». Esto debieran tenerlo muy en cuenta todos, sobre todo los que escriben. El abajo firmante ya demuestra que lo tiene. Tucho M. Betanzos. Palmeira.