La entidad presentó sus conclusiones de tres años de estudio y dio a conocer algunas propuestas concretas para mejorar Ribeira
27 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Imagínense que pueden abrir un cuaderno y dibujar en este el urbanismo que desearían para Barbanza. Imagínense que, entre estos bocetos de sueños antiguos, edificios históricos vuelven a brillar y albergan vida en su interior, que entre esas páginas se hallan soluciones para acabar con los problemas de aparcamiento o de desconexión entre determinadas zonas de la periferia con el centro. Si a este planteamiento se le suman tres años de duro trabajo de análisis, investigación y reuniones con agentes sociales y ciudadanos este es el resultado de las conclusiones presentas ayer por la Fundación RIA (Rede de Innovación Arousana).
Junto al arquitecto londinense David Chipperfield, los integrantes de esta entidad y los participantes del grupo de trabajo que desarrollaron este ambicioso estudio expusieron sus líneas maestras en el ribeirense Centro Social de Oleiros. Y es que ya hay propuestas concretas en Ribeira -siempre casos extrapolables a cualquier concello de la comarca- y un proyecto de reorganización de tráfico en la parroquia de Palmeira, en el que se apuesta por introducir «mecanismos de pacificación del tráfico» como la dotación de plataformas únicas, arbolado y secciones reducidas de la calle.
El trabajo realizado por el equipo de 15 arquitectos y estudiantes de cuatro universidades distintas pone el foco sobre problemáticas y retos comunes que el propio Chipperfield se encargó de enumerar al público. La necesidad de fijar población joven es una de ellas y entronca directamente con otros dos puntos, la protección de unos recursos naturales y ambientales de los que también se extrae la riqueza económica.
Posibles actuaciones
El esquema de evolución urbanística que, tanto el arquitecto internacional como el coordinador de la Fundación RIA, Manuel Rodríguez, presentaron muestra una desconexión entre una línea portuaria y otra de viviendas que precisaría de intervenciones dirigidas a humanizar los espacios y limitar las volumetrías de futuras obras. Se trata de un análisis coincidente en las villas marineras barbanzanas, pero también en otros sitios a los que se desplazaron, como Oporto.
Así se formularon posibles actuaciones como una estación de autobuses ribeirense -donde irá la futura-, que destaca por su integración funcional en un espacio reducido que respeta las chabolas de marineros. Y es que parte del estudio comprendió la catalogación de construcciones que no están protegidas por ley ni consideradas de valor patrimonial, pero que tienen un alto nivel de vinculación histórica y social, como la rampa del puerto o el edificio de la antigua lonja. Para esta última, incluso se proyectó una actuación para que acogiese el mercado semanal.
Entre las pequeñas intervenciones para darle un cambio de imagen y ajardinar y adecuar zonas como la plaza de Teruel o el enlace de plaza de España con Uxío Novoneyra, hubo dos proposiciones que sobresalieron. La primera se trata de un auditorio ideado para un edificio bajo y acristalado que presidiría la plaza del Centenario, integrado en la naturaleza. El segundo se basa en la recuperación de los vetustos pisos de la rúa Galicia para cubrir necesidades de Santa Uxía como una biblioteca, un centro social, una oficina de rehabilitación, locales de coworking y la gran joya, una apertura a las fincas traseras de esta manzana que acogerían un huerto urbano.
Respaldo institucional
Entre la audiencia se encontraban personalidades, como la conselleira do Mar, Rosa Quintana; la directora xeral de Urbanismo, Encarnación Rivas; los alcaldes ribeirense y rianxeiro, Manuel Ruiz y Adolfo Muíños; o el senador José Luís Torres Colomer.