El restaurante del cámping reabrió sus puertas con nueva imagen y una carta adaptada a los tiempos
03 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Ya tenía mucha puntuación en el ránking hostelero de la comarca por su localización, prácticamente sobre la arena de la playa de Cabío, pero ahora el restaurante del cámping Ría de Arosa ha subido el nivel, y mucho. El local reabrió sus puertas convertido en La Chiringuita para ofrecer una nueva y glamurosa imagen, que se completa con una renovada carta que busca complacer los paladares más exigentes.
«Levaba moitos anos sen case inversión e neste mundo, ou pegas un cambio radical e marcas tendencia ou queda anticuado en dous días», explicaba el gerente del negocio, Anxo Rodríguez, para justificar la transformación radical que ha experimentado el restaurante. El local sigue teniendo en el exterior una terraza con vistas a la ría de Arousa, mientras que el interior luce una imagen rompedora, que se sitúa entre los estilos moderno y vintage.
El empresario matizaba que no se trata de un cambio improvisado, sino que responde a una idea meditada: «É froito dun proceso no que participaron PF1 Interiorismo e Método Construción, ao que se sumou unha coidada selección de persoal e unha carta na que se vén traballando desde hai catro meses». En esta oferta gastronómica tienen especial protagonismo las raciones y los platos para compartir, en los que priman los productos frescos: «Eliminamos por completo os precociñados».
Estreno con abarrote
Como cabía de esperar, el estreno de La Chiringuita tuvo lugar en el transcurso de una fiesta que registró un abarrote de público. En el local, sobre todo en la amplia terraza, se dieron cita tanto clientes del cámping como amigos de los propietarios y vecinos de la zona. El concierto del grupo Gin Toni’s y un coctelero de la firma Schwepps fueron los platos fuertes de la velada.
Quienes se acercaron al restaurante también tuvieron ocasión de catar, en forma de tapas, las novedades de la carta. En este sentido, Anxo Rodríguez destacó que la idea es que esta oferta gastronómica sea viva, de forma que se irá renovando cada dos o tres semanas. Siempre a gusto del consumidor.