Vivieron en una choza construida con maderas y ramas, en un islote de 400 metros cuadrados
19 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Un auténtico calvario estaban viviendo hace 30 años dos barbanzanos y sus familiares. Los noieses Felipe Hermo y José Manuel Alonso se encontraban entre los cuatro marineros que habían sido secuestrado por el grupo guerrillero Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo). Formaban parte de la tripulación del remolcador español Cauderán, que el 25 de septiembre de 1989 había encallado en la localidad mozambiqueña de Maganja da Costa. Fueron secuestrados en noviembre y trasladados a Malaui y, a estas alturas de 1990, se hacían gestiones desde diversos frentes para tratar de negociar su liberación.
El Ayuntamiento de Noia enviaba una delegación encabezada por un abogado, Manuel Meiriño, y por una inglesa residente en la villa, Eileen Calvo, con el objetivo de establecer contacto directo con los guerrilleros. La misión fue coordinada directamente por el entonces regidor noiés, Pastor Alonso. Pero la liberación de los cuatro marineros gallegos todavía tardaría un tiempo en producirse. Tuvo lugar el 8 de marzo, después de 115 días de cautiverio.
A su regreso, los noieses explicaron cómo había sido su día a día en Malaui. Apuntaron que habían vivido en una choza construida con madera y ramas de palmera en un islote de apenas 400 metros cuadrados situado en medio de un río. Vivieron como náufragos, cazando y pescando, e incluso llegaron a construir un horno. Siempre confiaron en la liberación.