Una fábrica de tejas rianxeira del siglo XIX ingresa en la lista roja del patrimonio español
BARBANZA
El recinto de Quintáns es el tercer caso en Barbanza denunciado por Hispania Nostra
23 jul 2020 . Actualizado a las 21:06 h.El patrimonio arqueológico industrial que baña el río Ulla ha recibido un importante toque de atención. Cuatro antiguas fábricas de tejas ingresaron ayer en la lista roja del patrimonio español, el catálogo que elabora la prestigiosa asociación Hispania Nostra para denunciar el declive o desaparición de monumentos o elementos singulares. Se trata de la telleira de Quintáns, en Rianxo, así como las de Roeiro y la de Padín, en Valga, y la de As Rañas, en Catoira.
El caso rianxeiro supone el tercer ingreso de un edificio barbanzano en esta lista, junto al boirense pazo de Goiáns y la pobrense Casa da Cadea. No obstante, la verdadera importancia de las cuatro telleiras radica en su valor como conjunto. Desde Hispania Nostra destacan que este tipo de fábricas -no deben entenderse como grandes industrias, sino con un matiz artesanal- «conformaron una singular red industrial desde finales del siglo XIX que merece ser recordada y no permitir que caiga en el olvido». La realidad es que en los cuatro casos solo se conservan los muros perimetrales y es bastante significativo que un lugar destinado a producir tejas carezca de cubierta.
Historia compartida
En el caso de Quintáns, localizado en el lugar de Agro de Telleira, cerca de A Vacariza, se desconoce el origen y el contexto de la construcción de su telleira, pero en ella se realizaba tanto teja grande para aleros como normal. Afortunadamente, todavía permanecen en los vestigios elementos como la vivienda de los profesionales, el horno -rectangular con calera abierta al Ulla- o el embarcadero. Antiguamente había dos barqueros que se turnaban cada semana para el transporte de mercancía.
Perteneció a los Rivela, concretamente a la esposa de Ramón Rodríguez, más conocido como Roeiro y miembro de la familia al cargo de una de las telleiras de Valga. Estos la alquilaban y el primer registro de arrendamiento que se conserva es el del guardés José María Francisco, quien llegó hasta A Vacariza con dos telleiros lusos y acabó casándose con una vecina de la localidad. Cuando acababan la temporada en Rianxo iban a A Guarda.
Con el paso de los años, el matrimonio se marchó a la telleira de Roeiro y luego a la de As Rañas, en Catoira, puesto que ambas contaban con hornos de mayores dimensiones. El barro que empleaban las fábricas de esta zona era extraído principalmente de la parroquia meañesa de Dena.
El arquitecto y experto en patrimonio Carlos Fernández Coto destaca la importancia que ha tenido esta industria a ambas márgenes del Ulla y recuerda la necesidad de proteger las técnicas tradicionales para la restauración de algunos edificios: «Debemos facer prevalecer a autenticidade, favorecer as técnicas ancestrais que teñen sobradamente probada a súa adaptación ao clima e á paisaxe». Coto explica que mientras parte de nuestra historia desaparece, en Portugal incluso están adquiriendo la antigua teja gallega que se va sustituyendo.