El contrabajista noiés presenta su último disco, «Adalid», con la colaboración de grandes intérpretes como el saxofonista alto Perico Sambeat y la voz de Aida Tarrío
21 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Después de cuatro discos y de haber colaborado con grandes artistas de todo el mundo, Kin García se ha ganado un puesto relevante en la escena musical gallega. Nació en una familia de músicos, con su padre al acordeón y su hermano al piano, y a los 9 años comenzó en el conservatorio de Santiago de Compostela.
Tras haber terminado los estudios mínimos se interesó por un ámbito específico: el jazz. Conseguir una buena formación en Galicia no era sencillo, pues este estilo de música y la tradición gallega nunca estuvieron especialmente unidas.
García tuvo, admite, la enorme suerte de encontrar por casualidad al que fue su mejor maestro. Era un gran profesional en Estados Unidos y la persona idónea para poner la primera piedra de su carrera. «Puiden empaparme dos seus coñecementos e concertos e así aprender cada día. Foi unha oportunidade única». Con el paso de los años, la inclinación de García por el jazz no hizo más que crecer: «En Galicia seguía sen existir o interese que pode haber noutro tipo de música, así que me fun facendo a min mesmo». Ahora es profesor de este estilo en el conservatorio de A Coruña y puede decir que fue su mejor alumno.
Su trayectoria en el jazz
Liderando proyectos desde hace décadas, Kin García Trío cuenta ya con tres discos y está en proceso de grabar el cuarto. El primero, O lobo morde a man (2006) está muy vinculado al jazz americano. García se inspira en el Tambre. «Dediqueille unha canción a cada parte do curso do río».
Ligar su música a la tierra donde nació es algo que hace en todas sus composiciones. Una tendencia que se aprecia también en su segunda obra, Accipiter gentilis (2009), un trabajo repleto de simbolismos hacia la cetrería, otra de sus grandes pasiones. «En Galicia, as especies teñen nomes moi diferentes ós do resto de sitios, e quixen plasmar iso. Sempre me inspiro no noso».
Su tercer álbum, titulado Xingra como a area (2016), se mantiene en la misma línea. En él, el compositor hace un repaso de todos los lugares que marcaron su infancia. «Está dedicado ás zonas nas que xogaba cos meus amigos, as praias, as áreas nas que baixaba o mar...».
Este verano presentó su último trabajo, Adalid, de Kin García Quinteto, que espera tener grabado a finales de este año. «Facemos o camiño contrario ó habitual. Ensinar o disco antes de que estea gravado paréceme unha maneira orixinal de coñecer a aceptación que vai ter no público». Se trata de su proyecto más especial hasta el momento y en él une definitivamente las costumbres gallegas y el jazz. Encontró un cancionero con una recopilación de letras tradicionales que el artista noiés decidió adaptar a su estilo musical. «Queríamos realizar algo diferente e que rompera en certa maneira co que fixeramos ata o momento».
Acompañado, como siempre, de Jacobo de Miguel al piano y Noly Torres a la batería, en esta adaptación de la música de Marcial del Adalid, García aspiraba a estar con más gente sobre el escenario, y así nace el Quinteto. «Tiña que convencelos para facer jazz adaptado á música galega, así que obviamente foi un reto».
Destacadas colaboraciones
El noiés deseaba tocar por primera vez con Perico Sambeat, saxofonista alto y considerado uno de los mejores intérpretes de jazz de España. Contar finalmente con su él en su disco es, reconoce, un gran orgullo. Además, participa Aida Tarrío, de Tanxugueiras, aunque ella, al contrario que Sambeat, no estaba en sus planes. La conoció por casualidad en un concierto en Glasgow y quedó fascinado por su voz. En ese mismo momento confirmó que necesitaba su colaboración: «Chamoume a atención o seu timbre e souben que era ela quen tiña que poñer a voz nalgunha das miñas cancións. Aínda que era un terreo moi diferente ó que está acostumada adaptouse facilmente».
Es un álbum en el que se fusionan terrenos muy diferentes, lo que supone, asegura el contrabajista, un riesgo que estuvo dispuesto a asumir desde el principio. La buena aceptación que tuvieron los temas en la presentación en el coliseo Noela y en el festival Noia Jazz 2020 confirmaron que estaba en lo cierto.
Fue un regreso complicado, ya que la música ha sido uno de los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria, algo que ha obligado a cambiar por completo la naturaleza de los conciertos. «Varía moito a sensación no escenario. Non lle vemos a cara á xente e non podemos empatizar». Una vuelta difícil que se sana con los aplausos finales.