Lorenzo y Blas Sobrido: Cuando la raqueta es tradición familiar

S. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Padre e hijo comparten una pasión que llevó al pequeño a coronarse campeón cadete en el Club de Campo de Vigo

07 abr 2021 . Actualizado a las 18:44 h.

Dice un gran refrán gallego: «Nas mans ou nos pés has de imitar de quen es». Y no le falta razón. Por lo menos, eso es lo que ocurre con Lorenzo Sobrido (Boiro, 2011) que, a sus 10 años, regresó del Club de Campo de Vigo con el título de campeón del torneo de tenis benjamín. Fue su primera gran cita competitiva. Y la superó con nota. Pero como también dicen que, de casta le viene al galgo, a él ese talento para la raqueta se lo inculcó su padre, Blas Sobrido, quien con el Club Tenis Punta Salera ha sido uno de los principales impulsores de este deporte en Galicia.

Contento por el logro de su hijo, recuerda que fue con solo 4 años cuando saltó por primera vez a la pista: «Al principio empiezan con juegos con la bola, que bote, intentar cogerle tacto, después ya hacemos más técnica». No es hasta pasado un tiempo que empiezan a pelotear. A Lorenzo se le daba bien, ya que entrenaba también con su madre, Virginia Simal, y poco a poco fue mejorando sus golpes.

«Este año queríamos que fuese a competir por fuera. Con todo lo de la pandemia fue imposible, pero este 2021 ya pudo ir. Está bien que se enfrente a chavales de su edad de otros clubes». Lo cierto es que fue un huracán en el segundo cuadro del torneo del Club de Campo vigués. Imparable, cediendo solo un set, y siendo muy valiente. Cuando lo pusieron sus rivales contra las cuerdas, Lorenzo no se achicó. Soltó su derecha, que es también su mejor golpe: «No le tembló la mano. Cuando tienes miedo, lo normal es devolver bolas y correr, pero lo solucionó a palos».

Sorpresa

Aunque el objetivo del torneo era tratar de pasar alguna ronda, al final acabó colándose en la final. «Estaba alucinado y le dijeron que aunque perdiera tendría trofeo igual. Contestó que no se iba a dejar ganar», afirma Sobrido entre risas.

Lo cierto es que el tenis es un complemento más de su formación. Lo principal son los estudios, pero es Blas Sobrido el que explica que el deporte «es una parte fundamental de una vida saludable. La competición es una parte más del entrenamiento. Lo importante es que vayan porque les gusta, porque les motiva. Lo que tenga que llegar, llegará o no. Eso nunca se sabe. No por haber ganado ahora va a estar compitiendo continuamente», apunta el pobrense.

Por el momento, indica su profesor y padre, Lorenzo ha cambiado su actitud en los entrenamientos: «Ya se vio que le funcionó como una motivación porque empezó a sacar mucho mejor». Explica Blas que esa mejoría también ha venido de la mano de un compañero con el que comparte partidos y vivencias: «Así les resulta a ambos más divertido el tiempo de trabajo».

Mientras que el padre empezó en esto del tenis por la final de 1989 que Arantxa Sánchez Vicario le ganó a la entonces número uno del mundo, Steffi Graf, Lorenzo Sobrido lo hizo en gran parte porque en su familia el tenis es su forma de vida.

Si algún día llegará al circuito profesional, eso solo lo sabe el destino. Mientras, le toca seguir creciendo y golpeando. «Lo fundamental ahora es que los críos tengan determinación y ganas. Lo más difícil es encontrar a un chaval dispuesto a sacrificarse», explica Blas Sobrido, quien ya tiene heredero para su tradición familiar.