El castro que sobrevuela la gran duna gana puntos

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El yacimiento ribeirense de A Cidade ha sumado dos viviendas y una gran muralla

25 may 2021 . Actualizado a las 15:46 h.

Hasta no hace mucho, el monte ribeirense de A Cidade era solo eso, un promontorio, situado eso sí en un entorno privilegiado: cerca del parque periurbano de San Roque y con una cima desde la que era posible obtener una impresionante panorámica del parque natural de Corrubedo y la ría de Arousa. Pero desde que en el 2014 se realizó la primera intervención arqueológica, el paraje fue ganado puntos, hasta convertirse en uno de los principales atractivos del municipio.

Ya en aquella actuación se puso de relieve la importancia del yacimiento, al constatarse que estuvo ocupado entre los siglos VII y V antes de Cristo, erigiéndose por lo tanto en uno de los asentamientos más antiguos de Galicia. El afloramiento de las primeras construcciones, tanto viviendas como recintos dedicados al uso industrial, hacia presagiar que el castro tenía un gran potencial.

Dicha teoría se confirmaba en el 2015, cuando se efectuó la segunda de las excavaciones. Quedaron entonces al descubierto diversas construcciones, de forma circular y cuadrangular, que se erigieron como un importante reclamo. Las actuaciones que se realizaron en el entorno, sobre todo la reforma del mirador de Pedra da Ra y la habilitación de una senda, con pasarela elevada incluida, desde el parque de San Roque contribuyeron a relanzar el yacimiento.

Cambios recientes

En la última gran intervención, la del 2020, salieron a la luz medio centenar de metros de una muralla que rodea el asentamiento. Pero el castro de A Cidade sigue ganando puntos. Los trabajos que se efectúan en la zona desde comienzos de abril han permitido sacar a luz dos viviendas más, al tiempo que contribuyen a devolver su aspecto primitivo a diversas estructuras, entre ellas, el gran muro defensivo.

Pese a que todavía queda mucho por hacer en este yacimiento, que ocupa unos 20.000 metros cuadrados de superficie, es una de las visitas obligadas de Ribeira. Eso sí, llegar hasta el castro implica una caminata por una senda situada en una ladera del monte, que se complica con piedras y árboles.