El futuro de la planta de Servia, en el aire

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

BARBANZA

Marcos Creo

La Xunta insiste en que el modelo no se adapta a la normativa europea

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A finales de agosto, la plantilla de la planta de basuras de Servia salió a la calle para defender sus puestos de trabajo y el modelo de gestión de los residuos que se realiza en las instalaciones ante el temor a que acaben convertidas en una planta de transferencia de Sogama. En aquel momento, ni Xunta ni Serra do Barbanza (propietaria del recinto) se pronunciaron al respecto, y desde la mancomunidad se aseguró que no había razones, al menos oficialmente, para temer por el futuro de un sistema por el que se sigue apostando. Sin embargo, la Administración autonómica ha vuelto a sembrar dudas sobre el porvenir de Servia insistiendo en que no se adapta a las nuevas exigencias europeas.

No cumple

¿Por qué insiste la Xunta? Aunque el porcentaje de recuperación de residuos de la planta de Servia es superior a la media gallega y desde el inicio Serra do Barbanza ha realizado la recogida separada de la basura orgánica, la Consellería de Medio Ambiente sostiene que «o modelo húmido-seco de Barbanza non cumpre coa Directiva Marco de Residuos por manter a recollida conxunta de metais e plásticos con outros residuos e fracción resto». Esto ya se había dicho en anteriores ocasiones, y ahora la Xunta vuelve a la carga esgrimiendo una nota interpretativa del Ministerio para la Transición Ecológica que, según defiende la Administración autonómica, avala el sistema de Sogama, pero no el de Servia. La normativa europea establece una serie de excepciones a la recogida separada de los residuos que no se cumple en Lousame.

Nuevo enfoque

Recogida separada. La directiva europea establece que, antes del 31 de diciembre del 2023, debe materializarse la recogida separada de biorresiduos, algo que ya hace Serra do Barbanza, mientras que en el modelo Sogama, la implantación del contenedor marrón todavía está arrancando. Sin embargo, la Comisión Europea también establece la obligación de realizar la recogida separada de la fracción resto y no prevé en ningún caso «a mestura dos residuos reciclables con resto». Lo que ocurre con la planta de Servia es que su modelo, además de papel-cartón y vidrio, divide la basura entre las fracciones de orgánico e inorgánico, que una vez en la planta se clasifican manualmente, y ahí estaría el problema según la Xunta: «O sistema non daría pleno cumprimento á obriga de recollida separada dos materiais metais e plástico».

Consecuencias

Adaptarse o morir. Si se pregunta qué consecuencias tiene en la práctica que la planta de Servia no cumpla con las directrices que fija la Unión Europea, la consellería lo tiene claro: «Os modelos de Barbanza e Nostián (en A Coruña) terán que adaptarse: poñer cinco contedores e reducir o tratamento mecánico biolóxico (TMB)». La incorporación del contenedor de la fracción resto supondrá dotar a todos los concellos que envían sus residuos a Servia (nueve) de los recipientes necesarios, realizar campañas de concienciación e información y modificar el tratamiento final: «É dicir, deben adaptar os modelos e asumir os custes que isto supón».

Planta de transferencia

Una posibilidad. La otra opción es que los concellos de la mancomunidad se unan a Sogama y las instalaciones de Lousame se conviertan en una planta de transferencia, una posibilidad que para los trabajadores es muy real, sobre todo teniendo en cuenta que la concesión de las instalaciones finaliza en el 2023 y sigue sin estar claro qué pasará a partir de entonces. «Iso suporía eliminar puntos de recollida e postos de traballo, a planta só serviría para a recepción dos residuos, que logo irían a Sogama, e iso implica máis camións circulando e máis contaminación», apuntan en el comité de empresa, que defiende que la planta se acerca a los objetivos de recuperación fijados por la Unión Europea: «O sistema é válido, pero hai que dotalo de medios e de xestión».

Empresa y mancomunidad

Silencio. Ante la nota interpretativa que hace el ministerio de la directiva europea, y que la Xunta ha hecho llegar a la mancomunidad, la presidencia se Serra do Barbanza se mantiene a la expectativa y en los próximos días se celebrará una reunión para valorar este asunto, al tiempo que señala que la norma es todavía un borrador. Por su parte, la empresa que gestiona la planta guarda silencio argumentando que se niega «a entrar en el juego de desmentir falsedades».

Los alcaldes se reunirán con la concesionaria

La Directiva Marco de Residuos y cómo afecta al modelo de gestión de la basura de Servia será uno de los temas que se abordarán en la reunión que los alcaldes de la mancomunidad mantendrán con representantes de la empresa que gestiona las instalaciones, FCC, esta misma semana. El presidente de Serra do Barbanza, Juan Manuel Saborido, y su predecesor en el cargo, Luis Oujo, asistirán a un encuentro que tiene entre sus objetivos tratar el futuro de la planta y el de la concesión, cuyo contrato concluye en el 2023 y no está del todo claro qué ocurrirá cuando expire.

Medio Ambiente prepara la mejora de la gestión de biorresiduos

La separación de los residuos orgánicos a través del quinto contenedor, el marrón, es una premisa ineludible a partir del 2023, y la Xunta se está preparando para cumplirla. Además de disponer de recipientes para la recogida de esta fracción, será preciso contar con la infraestructura necesaria para tratar esos desperdicios y convertirlos en compost. Para ello, se prevé la puesta en marcha en el 2022 de cuatro plantas de biorresiduos, una por provincia, una de las cuales, la de Cerceda, ya está operativa; y 13 plantas de transferencia, de manera que ningún concello quede a más de 50 kilómetros de alguna de estas instalaciones. Este plan supondrá una inversión de 52 millones de euros.