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«Atopamos a rapaces de 12 e 13 anos que xa sabemos que están apostando»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Carmela Queijeiro

Educadores y psicólogos de la comarca aseguran que la adicción a los juegos de azar «online» y a los videojuegos con micropagos crece entre los menores

28 oct 2021 . Actualizado a las 10:37 h.

Al principio son 20 euros para tratar de conseguir a Kylian Mbappé en el FIFA, o cinco para apostar a que el Celta y el Dépor ganan sus partidos ese fin de semana; después pueden convertirse en cientos perdidos, en decenas de notificaciones en el teléfono móvil para saber cómo han acabado los partidos de fútbol, baloncesto o tenis en los que se ha metido dinero; o días enteros analizando cuáles son los resultados más probables. Lo preocupante, afirman docentes y psicólogos de la comarca, es que el problema de la adicción al juego, lejos de solucionarse, crece y cada vez arranca antes.

Así lo afirma el doctor en Psicología y director del Instituto de Mediación Educativa de Ribeira (IMER), Olegario Sampedro: «Atopamos a rapaces de 12 e 13 anos que xa sabemos que están apostando». Fue en el 2014 cuando la entidad puso en marcha un plan piloto para formar a padres en el problema de las apuestas, todavía incipiente por aquel entonces: «Vimos nos centros que era algo alarmante; fixémolo para aportar medidas preventivas aos pais e que os rapaces non caeran nun vicio que pode ser moi complicado. A resposta foi escasa».

Explica que estaban preocupados por lo fácil que era crear una cuenta sin control de los progenitores: «Desafortunadamente, logo daquela alerta que nos saltou constatouse que había moitos rapaces enganchados ás apostas. No segundo ciclo de primaria xa apostan, en bacharelato, máis. Vimos rapaces con 12 anos que o facían con perfís falsos».

Eso hizo que saltara una alarma en la Asociación Renacer, que comenzó a moverse por los centros educativos de Barbanza para explicar a los jóvenes a qué se enfrentaban con las nuevas tecnologías e Internet. «Percibimos que hai moitos menores enganchados. É algo preocupante, non dramático, pero os filtros que se están utilizando para que non accedan non son os adecuados porque son capaces de evitalos», explica María Iglesias, técnica y psicóloga de Renacer.

Las consolas

Es Iglesias la que, además de las apuestas, pone el foco en los videojuegos. Afirma que se están convirtiendo en el inicio de la adicción: «Ao primeiro son dez euros que lle deu o avó e que van gastar nun videoxogo. Pagan por avanzar ou para conseguir beneficios, pero é azar, non ocio. Non se están respectando as idades que marca a lexislación. Empezan con nenos e nenas cada vez máis pequenos».

La situación se ha agravado con la pandemia, que motivó que los jóvenes interactuasen y centrasen su ocio todavía más a través de las plataformas digitales. Sampedro afirma que la clave para no caer en la trampa está en la prevención: «Así como hai películas que son inadecuadas para os nenos, tamén o poden ser xogos ou páxinas web de apostas. Non hai ningún problema en controlalos». Confiesa que no es fácil para los padres «porque os rapaces teñen máis dominio tecnolóxico ca eles», pero es tajante: «Hai que poñer resortes para que non cheguen aí».

Caamaño ayuda a personas que cayeron en la trampa de los microcréditos a través de la plataforma Ayuco
Caamaño ayuda a personas que cayeron en la trampa de los microcréditos a través de la plataforma Ayuco CARMELA QUEIJEIRO

Santiago Caamaño: «Yo también era ese amigo que ganaba todas las apuestas»

Santiago Caamaño (Muros, 1993) pidió ayuda con 22 años. Fue cuando entró en un bucle autodestructivo que lo llevó a perder miles de euros. Ahora, rehabilitado, advierte a los jóvenes de que no hay trampa ni cartón en los juegos de azar: tarde o temprano, siempre gana la banca.

-¿Cómo empezó?

-Lo hice a los 14 años, jugando al póker con mis amigos. La primera moneda es como el primer pitillo, parece inofensivo pero no lo es. Jugaban ellos y yo también. A los 16 pasé a las tragaperras y a la ruleta. Nunca me pidieron DNI. A los 18 ya empecé con las apuestas deportivas. Ahí subí la manera de jugar y el dinero que gastaba cada día.

-Fue algo progresivo.

-De los 18 a los 22 entré en un bucle destructivo y pedí ayuda. No por las apuestas ni por lo que hacía, sino por las deudas que tenía. Entré en rehabilitación y vi que había gente como yo. Entendí que la ludopatía era una enfermedad y que yo estaba enfermo.

-¿Qué le diría a alguien que se encuentra en esa situación?

-Que si creen que tienen un problema, pidan ayuda. Que confíen en su familia, aunque lo más difícil sea decirles la verdad. Enfrentarse a un problema es un orgullo, pedir ayuda es de valientes. Si creen que ya no controlan lo que apuestan, tienen que pedir ayuda. No es de cobardes.

-Afirman los psicólogos que los videojuegos con micropagos son otro problema.

-Sin duda, siempre digo que los videojuegos se están tragaperrizando. Tienes que pagar para ser mejor que el resto. Tanto sea para fichar a un jugador como para tener mejores pistolas o armas. Utilizan un sistema muy parecido a las tragaperras, lo que llaman loot boxes. Para mí es la forma moderna de crear ludópatas.

-Y quizás los padres no sean capaces de percibir el problema.

-Los niños le piden 20 euros para el FIFA, pero no son para comprar un juego, es para un juego de azar dentro del FIFA.

-¿Cree que se controla más el acceso de jóvenes a los establecimientos con máquinas de azar?

-Se ha regulado, pero queda mucho que hacer. En Internet, cuando te haces una cuenta apenas te piden datos. Eso sí, si quieres retirar dinero, ahí sí te solicitan todo.

-¿Cuándo se puede percatar un chaval de que tiene un problema?

-Cuando deja de hacer cosas de su vida cotidiana por jugar. No quedas con tus amigos, quieres salir de cualquier sitio rápido para ir a apostar. Después está la inmediatez. Al principio apuestas a los partidos del fin de semana, después a un córner en un partido de Rusia en los primeros 15 minutos. Y está lo de gastar sin control. Si te pones como tope 20 euros y estás gastando 50, 60, 70, 100, tienes un problema.

-La gente que apuesta siempre dice que nunca pierde.

-Yo también era ese amigo que ganaba todas las apuestas, pero no era cierto. Las que pierdes no las enseñas. Un conocido me enseñó una en la que ganó 600. Había apostado 140. Si apuestas ese dinero tienes un problema. Al final perdió todo. No me iba a engañar. No puedes enseñar a hacer un truco al que lo inventó.

-¿Y los problemas económicos?

-Siempre nos centramos en las deudas, pero no deja de ser una consecuencia. Hay algo positivo: si lidias con el problema real, que es la ludopatía, vas a poder solucionar el económico.