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En un escenario que simulaba estar en el fondo marino, 23 coexpositores mostraron la calidad de sus productos delicatesen y se ofrecieron una docena de degustaciones
08 may 2023 . Actualizado a las 17:44 h.Puede parecer imposible que uno se sienta como caminando bajo el mar de Galicia estando en el corazón de la Península. No fue exactamente esa sensación, porque la frescura del agua marina no es posible simularla, pero sí algo parecido sintieron las miles de personas que visitaron el estand de la Consellería do Mar en el Salón Gourmets de Madrid (y después en la Sea Food de Barcelona). Escenoset, la empresa encargada de preparar el pabellón de la Xunta en las ferias, logró llamar la atención situando sobre los 490 metros cuadrados de la zona dedicada a la pesca de Galicia un decorado que simulaba la superficie del mar con placas de metacrilato en tonos marinos, la obra viva de barcos pesqueros tipo chalanas y boyas que hacían las veces de lámparas. Y, a mayores, un guiño a la sostenibilidad, en las escamas que recubrían las paredes del expositor, hechas del plástico reciclado de otros montajes.
El decorado se completaba en el supuesto fondo marino con 23 coexpositores que acudieron al principal escaparate europeo de la alimentación y las bebidas de calidad y que demostraron la capacidad de las empresas para convertir las especies marinas en exquisitos bocados sin mermar su calidad natural, a base de transformación o conservación, adaptándose a las exigencias de la vida actual en la que priman la comodidad y la optimización del tiempo libre para la que está pensada la quinta gama de alimentos casi listos para comer, solo pendientes de unos minutos en el microondas, con los cuales sorprendió Galicia, sin desmerecer las conservas de pescados y mariscos, las tradicionales y las nuevas apuestas.
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Con tantos atractivos no fue extraño que el estand de la Consellería do Mar fuese un hervidero de visitantes que iban de puesto en puesto interesándose por la producción tradicional o por las innovaciones, incluso algunas tan novedosas como el caviar: el gallego, a base de gónadas de erizo de mar, y el de esturión, que comercializa una empresa viguesa que también acudió con sus bártulos a Madrid para exponerse en el Salón Gourmets, sin olvidar a colectivos pesqueros y marisqueros que informaban de sus capturas y elaboraciones, en una apuesta por ampliar sus líneas de negocio más allá de la actividad extractiva.
Pero si hay algo que atrae sobremanera a profesionales y curiosos esa es la cocina gallega, es decir, los productos del mar de Galicia tras pasar por los fogones, para lo cual, en el mismo pabellón de la Consellería do Mar se encontraba una sala de degustaciones y catas que también este año cambió de diseño, apostando más por la transparencia y la claridad, de forma que aparentara un restaurante abierto al público con el decorado de la superficie marina como techo.
Degustaciones
Las 12 degustaciones que se llevaron a cabo en este espacio tuvieron como protagonistas a los manjares del mar, a sus productores que explicaron quiénes son, cómo y qué hacen, y a reputados cocineros, bajo el epígrafe Galicia sabe Amar.
El primer día, Emma Pinal cocinó erizo de mar, ajoblanco con pan de Cea y manzana; y wonton de choco en calda de algas y lacón con grelos. Le siguió en los fogones Miguel Vidal, con materia de la acuicultura de Galicia, y el menú trucha en tartar, con guacamole de mango y crujiente de grelo de Galicia, seguido de rodaballo con su pilpil y trirabeques sweet chili. A continuación, Criselda Iglesias echó mano de la despensa artesanal de PescadeRías para ofrecer pulpo con puré de tubérculos y pinto en su caldo. Y cerró la jornada Miguel Vidal, con conservas de Anfaco, de la campaña Cata la Lata, con una degustación de zamburiñas en salsa de vieira, emulsión de coco y tempura frita y atún marinado en kimchi y lima, encurtidos y salsa verde mexicana.
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El segundo día de feria le tocó el turno a las capturas de la Asociación de Armadores del Cerco de Galicia (Acerga) y a la cocinera Mar Orosa convertir sus pescados en suculentos platos: jurel curado con Faba de Lourenzá y mantequilla de café; caballa en escabeche con Patatas de Galicia y caldeirada de boga con guisantes. Criselda Iglesias recogió el testigo con elaboraciones de la DOP Mejillón de Galicia: mejillones en su concha y ramen de mejillón. Y siguiendo con moluscos, Mar Orosa se encargó de cocinar bivalvos de la Agrupación de Productores de Parques de Cultivo de Carril, ofreciendo un menú consistente en berberechos con Queso do Cebreiro y lechuga de mar, y almeja clam chowder. Y la última degustación del segundo día fue para el pescado de proximidad de PescadeRías, del que se encargó el chef Héctor López, que elaboró un niguri crujiente de rodaballo al ajillo, ceviche de navaja y rodaballo a la gallega.
La tercera y última jornada de degustaciones se abrió con las especies de la marca Azul de Portosín, cedidas por la cofradía de pescadores y cuyas elaboraciones corrieron a cargo de la cocinera Criselda Iglesias, que hizo un paté de sardiña y un segundo plato de xarda mariñada. A continuación fue el turno de Merluza del Pincho de Burela, con Victoria Masseda a los fogones, de los que salieron empanada de merluza con Grelos de Galicia y calabaza rellena de merluza y queso San Simón. También tuvieron su degustación especies desconocidas, que cocinó Fran Loira: ameixón en ceviche con boniato, aguacate y cilandro; carneiro con emulsión de salsa bilbaína, codum y su aceite; y cornicha en salsa marinera cítrica y puré de chirivía. Y se cerró el coqueto restaurante con degustaciones a base de conservas novedosas, de la mano de Álvaro Villasante, de paté y bonito.