Los cafés

Celia Riande García
Celia Riande PATIO INTERIOR

BARBANZA

15 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es curioso como los sitios se transforman según en que momento los vivas, dependiendo de cual es tu compañía a la hora de descubrir los secretos recovecos de cada lugar.

Decía Christopher McCandless en Into the Wild, que la felicidad solo es real cuando es compartida, y puede que por ello, cuando una persona se va, todo lo que lo rodea continúa conservando su esencia, como las flores preservadas entre las hojas de un viejo libro.

Pero aunque las flores hayan sido arrancadas, el prado continúa creciendo. La vida sigue, lo queramos o no, y todos aquellos rincones que todavía recuerdan las voces de otros tiempos se nutren de nuevas vivencias, de otras historias.

Es entonces cuando solo queda el dolor y el recuerdo. La sorpresa ante la persistente manía de la Tierra de seguir girando, la sorpresa y la rabia al ver que el resto de la gente continúa riendo. Como se atreven.

Siempre he encontrado reconfortantes los camposantos. Nunca llegué a comprender por qué se los asocia con el terror, la oscuridad y los cuervos, cuando en ellos domina el blanco, las flores y la calma más absoluta. Quizás la realidad de la muerte sea una pastilla difícil de tragar para muchos, pero siempre he encontrado en los cementerios un rayo de esperanza, la prueba de que, más allá de todos los problemas del mundo, las conexiones humanas, el cariño entre nosotros, es todo lo que tenemos, es todo lo que queda.

Y pese a que ya nadie ocupe el asiento que él solía, las calles de Ribeira siguen siendo testigo de todo lo que allí vivimos, de los cafés que nos quedan por tomar.