Un proyecto europeo dotado con 1,9 millones de euros exportará a otras zonas la metodología que se emplea en Barbanza para cuidar esta ave protegida
01 feb 2024 . Actualizado a las 09:48 h.Las playas de Barbanza se han convertido en uno de los mejores refugios para la píllara, una ave amenazada que llegó a perder el 70 % de su población por el incremento del turismo, el bum de la construcción en la costa, los depredadores, la subida del nivel de mar, y también por la acción humana. Desde el 2010 en la comarca se han puesto en marcha distintas medidas para proteger al chorlitejo patinegro —nombre oficial—, unas iniciativas que han conseguido un considerable éxito en la conservación de la especie y que ahora se exportarán a otras zonas de Europa.
De hecho, hoy mismo se presentará en Coímbra el proyecto Iberalex, que coordina la Facultade de Bioloxía de Santiago, y en el que participan como socios la Dirección Xeral de Patrimonio Natural de la Xunta, las universidades de Extremadura, Cádiz, Aveiro, y Coímbra y la sociedad conservacionista portuguesa Vita Nativa. La iniciativa nace con un importante soporte económico, puesto que hasta el 2026 se contará con un presupuesto de 1,9 millones de euros para poner en marcha acciones para reducir la mortalidad de la píllara das dunas en la costa lusa y española. Y ahí tienen mucho que decir los expertos que se encargan de velar por la preservación de esta ave en Corrubedo, donde la acción de las mareas vivas y de la crecida del nivel del agua «llevó a retirar muchas de las jaulas que utilizábamos para la cría. Eran nidos que estaban sentenciados y se iban a perder, por lo que decidimos hacer una conservación ex situ», apunta María Vidal, investigadora del grupo de Biodiversidade Animal de la Universidade de Santiago.
En este caso, el plan de protección consistió en recoger los huevos y llevarlos a incubar al Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje de Oleiros, donde desde el 2018 han dado la bienvenida a un buen número de pollos. En estas instalaciones permanecen cerca de un mes hasta que aprenden a volar y a valerse por si mismos, para luego soltarlos en su hábitat natural.
Parcelas exclusivas
Otra medida que también ha contribuido a reducir la mortalidad han sido las parcelas exclusivas reservadas para el chorlitejo patinegro que se han creado en playas como Coroso, Corrubedo y Xuño, «y donde la pillara puede moverse con tranquilidad, aunque eso no nos libra de que a veces entren los depredadores o que las condiciones meteorológicas adversas acaben matándolos», reconoció Vidal.
Con todo, el trabajo realizado en Barbanza desde hace casi tres lustros ha conseguido dar sus frutos, puesto que «la tasa de nacimiento de pollos se ha incrementado mucho, gracias sobre todo al programa de las incubadoras. Sin embargo, muchos de los que nacen en las playas siguen estando amenazados», reconoció la investigadora de la USC, que calcula que el 40 % de toda la población del chorlitejo patinegro de Galicia vive en las playas de Barbanza.
Gracias al proyecto Iberalex se espera aumentar el porcentaje de supervivencia de esta ave, puesto que además de llevar a cabo acciones de educación y formación ambiental, se quiere reducir el impacto del uso recreativo en los arenales donde habita la píllara, así como conservar especies de flora y fauna típicos de los ecosistemas en los que habitan para favorecer su crecimiento.