Los secretos de Sálvora y Corrubedo, al descubierto: «A xente pensa que o de que hai cervos na illa é unha lenda»
BARBANZA
El biólogo, educador ambiental y guía David González hace rutas por ambos parajes naturales en las que divulga sobre ciencia e historia
05 mar 2024 . Actualizado a las 17:38 h.En este mundo globalizado y conectado las 24 horas del día a internet es un poco difícil encontrar tiempo y ganas para abrir el navegador y buscar información sobre algo verdaderamente interesante. La cosa se complica un poco más cuando ese algo se trata de un espacio cercano, pues no se les suele dar la misma importancia que a destinos o planes exóticos.
Esta mala costumbre de no dar el valor suficiente a maravillas naturales que se encuentran a tan solo un par de kilómetros es algo que se sigue manifestando en la comarca. Así lo piensa David González, biólogo, educador ambiental y guía en el Parque Natural de Corrubedo y la isla de Sálvora.
El ribeirense prepara rutas para todo tipo de colectivos, lo que le permite comprobar que incluso personas mayores de la zona desconocen mucho de los secretos de auténticas joyas naturales como las lagunas de Carregal y Vixán, unas de las más diversas de la costa española según el experto. Sobre las Dunas de Corrubedo, comparte que algunas personas llegan a las charlas con la premisa de que ya no son lo que eran: «A xente queda co mediático, pero cando vén explícaselle que os ecosistemas cambian porque teñen que cambiar».
Los datos desmienten por sí solos esta teoría errónea, ya que el complejo se trata de uno de los parajes con mayor biodiversidad de su entorno: «Eu, que estou especializado nos coleópteros, alucino porque hai máis aquí que en todas as Illas Atlánticas». Conocer la flora de un lugar no se limita a saber que en las tierras barbanzanas se dan bien determinados tipos de árboles, por eso el guía destaca la enorme riqueza que significa este espacio natural protegido, que cuenta con una ruta específica con la que descubrir las orquídeas salvajes: «Son preciosas e moi diferentes ás que podemos ver nunha floristería,».
Que el ser humano tenga un impacto muy limitado dentro de esta área implica innumerables beneficios para la naturaleza, como es el caso de las aves migratorias, que encuentran en el parque un lugar perfecto para hacer una paradita antes de continuar su viaje: «Ás veces quedamos só cos datos da píllara, pero hai moita diversidade aínda que non sempre poidamos ver en primeira persoa».
Ciervos insulares
Otra de las zonas en las que es experto el guía es el conjunto de las Illas Atlánticas, es especial la de Sálvora, a la que se siente especialmente unido debido a la relación de sus padres y su parroquia natal, Aguiño, con este pequeño paraíso insular: «Son desa xeración que gozou de que o plan de domingo fose coller a embarcación e ir alí á praia».
Es quizás por este mismo motivo por el que el barbanzano se ha convertido en un verdadero estudioso de la historia de la isla y las leyendas que la rodean, algo que suele despertar el interés de los turistas a los que acompaña en sus rutas. «O escritor Xosé Luís Méndez Ferrín meteu a esta illa nun dos seus libros e iso é por algo», destaca González.
Si bien es cierto que son animales escurridizos y no muy acostumbrados e dejarse ver por los seres humanos, lo que no forma parte de los cuentos populares, aunque algunos lo crean, es la existencia de ciervos en las tierras de Sálvora: «A xente pensa que o de que hai cervos na illa é unha lenda».
El ribeirense cuenta que hace años el espacio natural fue utilizado como un coto de caza privado, lo que propició la introducción de estos animales, que sufren de un alto nivel de endogamia: «Ao final acabaranse extinguindo por mor da consanguinidade, iso é inevitable». Al estar separada de tierra firme, Sálvora supone un lugar privilegiado para el estudio de algunas especies que han evolucionado de manera distinta gracias a ese aislamiento: «As píntegas da illa non son ovíparas senón que son vivíparas, por exemplo».
Algo parecido ocurre con los lagartos ocelados, expresa González, pues alcanzan un tamaño mayor que los que se pueden ver en el resto de Galicia. Está claro, el patrimonio ribeirense es mucho más rico incluso de lo que la gente cree.