As Paxareiras y Vilas, los puntos negros en las carreteras más peligrosas de Barbanza
BARBANZA
La AG-11 y la AC-550 acumulan más de la mitad de los siniestros registrados en toda la zona
26 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Para conocer los entresijos de Barbanza no hay nada mejor que coger el coche y darse un paseo por sus principales carreteras. Aunque el paisaje merece la pena y hay innumerables paradas en las que disfrutar, el trayecto esconde peligros que pueden truncar cualquier viaje. Las vías que conectan los 11 municipios del área barbanzana han ido evolucionando a lo largo de los años hacia una mayor seguridad, pero nada es perfecto. Lo indica la relación de accidentes que publica anualmente la DGT, en la que la AC-550 y la AG-11 son las que más siniestros acumulan.
La lista elaborada por la Dirección General de Tráfico recoge los incidentes considerados graves o, lo que es lo mismo, en los que sus víctimas han necesitado un ingreso hospitalario o bien han fallecido. Analizando los últimos datos hechos públicos por el organismo, entre la autovía de Barbanza y la AC-550 suman más de la mitad de los siniestros registrados en toda la zona.
Ambas vías tienen varios puntos negros, aunque hay dos que destacan especialmente por haber sido escenario de brutales accidentes año tras año. En la AG-11 el principal foco de siniestralidad son las curvas de Vilas, en Rianxo. De los 30 accidentes graves que se producen al año en la autovía, según la DGT, buena parte de ellos ocurren a su paso por el núcleo perteneciente a la parroquia de Asados. Las fuerzas del orden relacionan que dichas curvas se hayan convertido en un tramo de concentración de accidentes con excesos de velocidad que, sumados a la sinuosidad del trazado, provocan numerosas salidas de vía que acaban con los vehículos seriamente dañados al chocar contra la mediana o el guardarraíl.
Por su parte, la AC-550 es la vía más peligrosa del área de Barbanza con más de 40 accidentes graves por ejercicio. El área de As Paxareiras es uno de los puntos con mayor número de accidentes. El riesgo en la zona se extiende a la AC-400, tercera carretera con mayor número de incidentes de gravedad.
Otros lugares calientes
La AC-550 va desde Ribeira hasta Cee, por lo que cuenta con varios tramos en los que la concentración debe ser máxima para evitar accidentes. Los giros de O Ancoradoiro y la travesía de Esteiro, en Muros, la curva de A Chabola, en Ribeira, así como la recta de Noal, en Porto do Son, son otros de los puntos negros a tener en cuenta en esta carretera comarcal.
Además, fuentes de la Policía Local de Noia confirman que antes de la construcción de la rotonda de A Barquiña eran habituales los accidentes en dicha localidad. Sin embargo, aunque la incidencia ha bajado tras la inauguración de la glorieta, esto no evita tragedias como el choque mortal que tuvo lugar la pasada Nochebuena en la localidad y que segó la vida a un joven de 25 años.
En la relación de la DGT también aparecen cerca de una veintena de accidentes registrados en la AC-305, que une Ribeira con Rianxo. En la villa de Castelao se sitúa uno de los puntos con más incidencias de la vía, en las popularmente conocidas como curvas de A Casilla, que cuentan con una señalización que advierte del peligro del tramo. La recta de Palmeira y la de Cespón, en Ribeira y Boiro, son otros lugares marcados por los siniestros.
En la CG-1.5, corredor que conecta Noia con Brión, los esfuerzos de la Guardia Civil de Tráfico han dado sus frutos hasta reducir a 5 los accidentes graves registrados. Aún así, continúan alerta especialmente en el kilómetro 19, en el que se instaló un radar fijo en el 2018.
En la DP-1105, que une Boiro con Noia, el principal punto caliente es la zona de O Confurco, en el municipio de Lousame.
Los atropellos son los incidentes más recurrentes en el interior de los cascos urbanos
Los cascos urbanos no están exentos de los peligros inherentes al tráfico pese a que la velocidad en su interior es mucho más reducida que en otros tramos. Según las estadísticas, los atropellos son los incidentes relacionados con el tráfico más recurrentes en los núcleos de Barbanza. Concellos y fuerzas del orden son conscientes de ello, por lo que, a lo largo de los años, han diseñado una estrategia conjunta para combatirlos. Las Administraciones locales han apostado principalmente por la reducción del límite máximo de velocidad hasta los 30 kilómetros por hora y por la instalación de radares disuasorios.
En cuanto a las medidas policiales, tanto los cuerpos municipales como la agrupación de Tráfico de la Guardia Civil centran esfuerzos en evitar atropellos a través de controles con el cinemómetro en los cascos urbanos y con dispositivos de regulación del tránsito en zonas calientes, como las inmediaciones de centros educativos.
Responsabilidad
Para evitar sobresaltos, lo mejor es saber dónde otros los han tenido. Todas las precauciones son pocas cuando se va al volante, pero en los puntos negros hay que extremarlas más. Lamentar pérdidas humanas es un precio demasiado elevado que pagar y, aunque la red viaria de Barbanza ha mejorado, todavía quedan lugares muy peligrosos en los que se necesita mejorar el firme y reforzar las medidas de seguridad por parte de la Administración, pero también la responsabilidad de los usuarios de las vías.