Críticas a la comida del Hospital de Barbanza: «El arroz lo puedes pegar a la pared y no se cae»
BARBANZA
Una paciente de Boiro denuncia el mal estado de algunos platos. Sanidade afirma que no les consta ninguna queja formal
27 may 2024 . Actualizado a las 20:37 h.La comida de los hospitales nunca ha sido plato de buen gusto de la gran mayoría de los enfermos, pero siempre hay ciertos límites. Así lo cree Fina Morones, una vecina de Boiro que ha tenido que estar ingresada varios días en el centro comarcal de Barbanza y que confiesa que no ha podido ingerir ninguno de los menús que le sirvieron. Su queja se ha hecho viral a través de un vídeo que colgó en su cuenta de TikTok, donde pone como ejemplo un arroz «que es como plancton, lo puedes pegar a la pared y no se cae»; seguido de un plato de champiñones al ajillo que, además del fuerte olor que desprendía, no parecía que incluyese ninguno de esos dos ingredientes.
«Como estaba tan negro pensé que era chopo en su tinta, pero no. Y mi compañera de habitación ya me dijo nada más abrirlo que lo tapara porque apestaba». Morones reconoce que estuvo a punto de vomitar en varias ocasiones al ver el contenido y oler el aroma de algunos los platos, y que la mayoría de las veces solo podía llevarse a la boca la fruta o los yogures que se servían de postre. «Un día me pusieron un filete empanado que estaba recalentado y parecía gelatina, era asqueroso; el lomo pienso que lo compraron de promoción porque no había quien lo comiera, y hasta una vez encontré un mosquito en el colacao», denuncia. Otro de los platos que le sirvieron y que creyó que de esta vez sí que iba a comer bien resultó todo un fiasco: «A mí me encanta la sopa de fideo fino, pero no he tenido valor para probar esta. Eso no era sopa ni nada, era agua sucia».
La boirense argumenta que hace tres años estuvo ingresada en el Clínico de Santiago y, aunque la comida no era la de un restaurante de tres tenedores, «estaba buena. Pero aquí es que no se puede comer. Tuvo que traerme mi hijo comida de fuera, porque sino ¿de qué iba alimentarme?», se pregunta. Por este motivo decidió colgar su queja en las redes, donde se dirige directamente a los responsables de la Xunta y de la Consellería de Sanidade y les invita a degustar los platos que se sirven en el hospital comarcal.
«Por qué no vienen ustedes y prueban esta comida, ya bastante mal lo pasamos nosotros estando ingresados para no poder ni comer, o hacer que nos traigan la comida de fuera», señala Fina Morones. Lo que sí quiere dejar claro la boirense es que durante su ingreso hospitalario la atención por parte del personal médico y de enfermería fue extraordinaria, y que es una pena que el servicio de comidas desluzca todo este gran trabajo.
Así se lo dijo personalmente al nuevo gerente del área sanitaria de Santiago y Barbanza, al que se encontró por casualidad visitando las instalaciones del centro comarcal de Oleiros y al que le enumeró todas sus quejas sobre los menús, además de enviarle un vídeo. Fina Morones espera que su denuncia no caiga en saco roto, sobre todo, porque está pendiente de una operación y no quiere volver a pasar por el calvario de no tener que comer mientras esté ingresada.
Respuesta
Desde la gerencia del área sanitaria de Santiago y Barbanza respondieron ayer que este servicio lo presta una empresa que ganó la concesión a finales del 2020, que se trata de una compañía de ámbito nacional que cuenta con todos los certificados de calidad y que cumple todos los controles que establece la normativa para realizar esta prestación en el ámbito sanitario. Asimismo, explicaron que no tienen constancia de ninguna queja formal sobre la comida, aunque sí verbal por parte de esta paciente.
En este sentido, puntualizaron que, como el Hospital de Barbanza no cuenta con cocina propia —como sí ocurre en el de Santiago—, los platos se elaboran previamente, luego se enfrían, y cuando se van a servir se vuelven a calentar. En el caso de esos días en concreto que señala la denunciante pudo producirse algún fallo en el proceso de regeneración, «pero esto nunca afectó a la calidad del producto, aunque sí pudo hacerlo a la percepción visual de la comida».
En este sentido, insistieron en que la empresa tiene que pasar unos estrictos controles de calidad, tanto en lo que respecta a los alimentos como a su elaboración.