Un peso pesado del boxeo con tan solo 18 años: «Non hai nada que non se consiga con traballo e disciplina»

BARBANZA

El ribeirense es campeón de España desde el año pasado y tiene un título de nacional en muay thai
09 jun 2024 . Actualizado a las 11:30 h.El arte tiene la capacidad de inspirar a los seres humanos, y, en algunos casos, cambiar sus vidas para siempre. La proyección de una película fue lo que, en el caso del ribeirense Juan Luis Fernández, le hizo empezar a fantasear con convertirse en un gran boxeador. El filme no era otro que Rocky, por supuesto. Apenas tenía 7 años cuando vio en la pantalla por primera vez a Sylvester Stallone, pero ya tenía claro que quería dedicarse a los deportes de contacto.
Quienes no lo tenían tan seguro eran sus padres, sobre todo su progenitora, que temía por la salud de su hijo: «Miña nai non pode verme pelexando, nin sequera en vídeo e sabendo que gañei eu o combate». Cuenta que ella hubiese estado más contenta si siguiese centrado en el windsurf y la vela, como cuando era adolescente, pero él tiene la certeza de que «vou ser o mellor boxeador do mundo, non hai nada que non se consiga con traballo e disciplina».
Cuando estas palabras se deslizan fuera de su boca, el barbanzano habla desde la experiencia, pues a pesar de tener tan solo 18 años, sabe bien lo que es surgir de la nada y alcanzar la gloria a base de esfuerzo. Su historia con los sacos y los puñetazos comenzó con 13 años, cuando empezó a practicar kick boxing, pero no fue hasta los 16 cuando se subió a un ring de boxeo a intentar tumbar a un oponente.

El joven recuerda bien aquella primera jornada de pelea, en la que le tocó competir contra dos boxeadores amateur que le sacaban 20 años: «Tiña todo o vento en contra, pero gañei». Quizás aquella hazaña fue lo que le hizo darse cuenta de que lo mejor que podía hacer era seguir trabajando su técnica con el objetivo de buscar el punto flaco de sus rivales y no dejar ningún hilo suelto para que nadie pudiese tirar de él.
Para llegar a un objetivo tan ambicioso, el joven tiene claro que lo que debe hacer es mentalizarse de que para convertirse en el mejor hay que comportarse como si ya lo fuese: «Levántome ás seis da mañá para ir correr todos os días e coido a alimentación coma se estivera sempre en tempada de competición».
Es un chico como otro cualquiera, pero sabe que las noches de farra y excesos están muy limitadas cuando alguien quiere llegar a los más alto. Aún así, comparte que no es la primera vez que alguna persona quiere enfrentarse a él para demostrar que es más hombre que nadie: «Hai tíos que me ven de festa e buscan pelexa comigo para facerse os machos».
Mantenerse con la cabeza centrada le llevó a hacerse con el título de campeón de España en la categoría de peso pesado en diciembre del pasado 2023. Fernández llegó a la cita nacional formando parte del equipo gallego después de haber alcanzado la victoria en el campeonato autonómico.
Doble talento
Si ya tiene mérito colgarse la medalla de ganador a su corta edad, y tan solo dos años después de probar suerte sobre el ring, es aún más increíble si se tiene en cuenta que unos días antes de proclamarse vencedor participó en una competición de muay thai en la que también se llevó el primer puesto: «Para min era moi importante gañar un título nacional neste deporte econseguino. Nada máis acabar partimos a Santander unha semana para participar na final».
Confiesa que lo más duro de combinar ambas disciplinas no es tener un férreo control sobre su cuerpo y sus capacidades, sino cambiar de un tipo de pelea a otro: «Son dúas prácticas que non teñen nada que ver e é moi difícil cambiar o chip». Todo se complica si se tiene en cuenta la presión que sienten los competidores encima de un ring que, a pesar de estar a un metro del suelo, «parece que está a cen». Para el ribeirense, «dende alí arriba o público parece que che vai comer».
Para prepararse para cada combate, el joven suele contar con una par de semanas después de conocer el nombre de su rival. Así, utiliza este tiempo para encontrar sus puntos flacos. Que se den de golpes no significa que no puedan tener después una buena relación, defiende el joven ribeirense: «Cando vou ás súas cidades quedamos a tomar un café». El deportista se está ganando su futuro pelea a pelea, y no precisamente en sentido figurado.