
La barbanzana participa en una investigación experimental del Centro de Investigación en Tecnologías, Energía y Procesos Industriales de la Universidad de Vigo
17 jun 2024 . Actualizado a las 16:57 h.La clave del éxito está en perseguir la felicidad. A veces no importa tanto la base de la que se parta si uno traza con precisión la ruta que quiere seguir. Eso sí, nadie dijo que el camino fuese a ser fácil. Y si no que se lo digan a la joven Alejandra Pérez (Porto do Son, 1998), todo un ejemplo de lo que cuesta superar las adversidades.
Su historia empezó como la de muchos otros niños, cuando estando aún en la escuela se dio cuenta de que lo suyo eran las asignaturas de ciencias. La joven apunta que este hallazgo la sorprendió en aquellos años, pues nunca se había imaginado estudiando algo más allá de la formación básica: «Non me gustaba, eu sempre lle dicía aos meus pais que quería ser camareira», recuerda entre risas la barbanzana.
Sus planes se vieron «frustrados» gracias a una profesora que tuvo en la adolescencia que consiguió que conectase con aquellas materias para las que tenía un talento natural. «Aquela muller facía que todo o que ela explicase me entrara coma se nada. Un día pregunteille que carreira fixera e díxome que enxeñaría, e por iso me decantei polo grao», comenta.
El momento de presentarse a selectividad fue duro para la muchacha, pero aún así recuerda haber obtenido un muy buen resultado. Concretamente, la joven logró salir del campo de batalla de la EBAU con una nota el doble de alta de lo que necesitaba. «Aquilo fíxome pensar que a carreira podería ser máis ou menos doada», añade.
Esta es la parte de la historia en la que todo empieza a no ir tan bien para la protagonista, que de golpe y porrazo se vio sacándose unos estudios que cada vez se le ponían más cuesta arriba. Lo suyo no fue un camino de rosas, ni siquiera algo parecido. A pesar de todos sus esfuerzos, los exámenes parecían ser cada vez más difíciles y el cinco empezó a ser una puntuación demasiado difícil de alcanzar: «Pensei moitas veces en tirar a toalla. Lembro que no segundo ano intentei matricularme nun ciclo porque vin que aquilo era imposible».
No sabe muy bien cómo, pero en aquel momento de confusión personal fue capaz de sacar fuerzas de flaqueza y empezar, con mucho esfuerzo, a aprobar materias. «Díxenlle a miña nai que unha vez que arrancase que non me deixase parar, que non me deixase deixar a carreira», manifiesta.
Fue en su período de prácticas cuando comenzó a ver la luz al final del largo túnel. Su primera experiencia en el ámbito laboral la hizo aterrizar en las instalaciones del Centro de Investigación en Tecnologías, Energía y Procesos Industriales de la Universidade de Vigo. Fueron los profesionales del proyecto uSTHERM los que la cogieron como aprendiz. Este programa, en el que sigue participando a día de hoy ya como parte de la plantilla, es una investigación experimental y de análisis numérico del comportamiento térmico de las superficies microtexturizadas para la mejora de la refrigeración de las baterías y otros elementos presentes en los vehículos eléctricos.
Ensayo y error
El proyecto busca encontrar cuál es el punto perfecto para la transferencia del calor con el objetivo de mejorar el rendimiento de este tipo de componentes. Llegar a una conclusión clara en este campo es un proceso largo y tedioso, cuenta Alejandra Pérez, que explica que buena parte de su profesión se fundamenta en saber convivir con los errores: «Ás veces pasas moito tempo analizando algo e pensas que non ten ningún sentido porque non alcanzas os resultados esperados, pero iso forma parte da aprendizaxe e non deixa de ser información valiosa».
La muchacha explica que ahora se siente mucho mejor que hace un par de años, y que el hecho de estar investigando en un campo como el de la movilidad sostenible le hace sentir que cada minuto de esfuerzo vale más de lo que pueda suponer para ella misma a nivel laboral: «A verdade é que ata fai un tempo non o pensara neses termos, pero si que é certo que me fai ilusión participar en algo que axuda a facer que a nosa sociedade sexa un pouco máis respectuosa co medio ambiente».
La joven aún no se cree que ha encontrado su sitio en el mundo, pero estar en un centro como el que está no es un honor al alcance de cualquiera. Su carrera acaba de despegar.